Panchito Mandefuá: El eterno niño de la calle que sobrevive en la memoria venezolana

Panchito Mandefuá: El eterno niño de la calle que sobrevive en la memoria venezolana

En el universo de las letras venezolanas, pocos nombres resuenan con tanta mezcla de ternura y crudeza como el de Panchito Mandefuá. No es un héroe de capa, ni un prócer de la independencia; es un «granuja», un niño de la calle caraqueña de principios del siglo XX que, a pesar de su entorno hostil, encarna la dignidad y la alegría picaresca del venezolano.

El origen de un «Grotesco»

Escrito por José Rafael Pocaterra y publicado en su célebre colección Cuentos Grotescos (1922), el relato de Panchito Mandefuá es una pieza maestra del realismo social. Pocaterra, conocido por su mirada crítica hacia las injusticias de su época, utiliza a Panchito para retratar la Caracas de los techos rojos, pero desde el ángulo de quienes dormían bajo sus aleros.

Panchito no es solo un vendedor de periódicos o un limpiabotas; es, en palabras del autor, un «filósofo de la miseria». Su apellido, Mandefuá, es una deformación del francés «Je m’en fous» (no me importa), una declaración de principios ante una vida que no le ha dado nada, pero que él devora con entusiasmo.

Una cena de Navidad inolvidable

El clímax del cuento se sitúa en una víspera de Navidad. Panchito, tras haber ganado unos «cobres» con suerte y esfuerzo, decide darse un banquete de rey. La descripción de su menú es un recorrido por la gastronomía popular de la época:

  • Un «bistec» con papas.
  • Pan de horno.
  • Un dulce de lechosa.
  • Y el sueño de compartir su alegría con «Margarita», una niña tan pobre como él.

Sin embargo, el destino de Panchito, fiel al estilo de los cuentos de Pocaterra, está marcado por el determinismo social y la tragedia. El final del relato, donde la muerte interrumpe el banquete soñado, sigue siendo uno de los momentos más impactantes de la narrativa nacional, dejando una cicatriz de reflexión sobre la indiferencia social.

¿Por qué sigue vigente?

A más de un siglo de su creación, Panchito Mandefuá no ha envejecido. Su figura trasciende el papel por varias razones:

  1. Crítica Social: El cuento sigue siendo un espejo de la infancia abandonada en las ciudades latinoamericanas.
  2. Identidad Lingüística: El uso del habla popular caraqueña de 1900 otorga al texto un valor antropológico.
  3. Resiliencia: Panchito representa la capacidad de soñar en medio de la carencia absoluta.

Legado cultural

La figura de Panchito ha saltado del libro a otras artes. Ha sido protagonista de cortometrajes cinematográficos, obras de teatro y es una referencia obligatoria en las escuelas de Venezuela para entender la transición entre la narrativa romántica y el realismo crudo del siglo XX.

Panchito Mandefuá es, en definitiva, la voz de los que no tienen voz; un recordatorio de que, detrás de cada niño en una esquina, hay un universo de sueños que, como el de aquel banquete navideño, muchas veces solo espera una oportunidad para no ser interrumpido por la oscuridad.

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