28 años del terremoto de Cariaco

Hoy, 9 de julio de 2025, se cumplen 28 años de una de las tragedias naturales más impactantes en la historia reciente de Venezuela: el terremoto de Cariaco de 1997. Aquel fatídico jueves 9 de julio, a las 3:23 de la tarde, un sismo de magnitud 6.9 en la escala de Richter sacudió la costa nororiental del país, con su epicentro localizado a pocos kilómetros de la población de Cariaco, en el estado Sucre.

El movimiento telúrico, que tuvo una duración aproximada de 55 segundos, causó una devastación considerable, especialmente en los estados Sucre y Anzoátegui. Las poblaciones más afectadas fueron Cariaco, Casanay, Cumaná y Carúpano en Sucre, así como Puerto La Cruz y Barcelona en Anzoátegui. La cercanía del epicentro a zonas densamente pobladas y la particularidad de las construcciones en la región contribuyeron a la magnitud del desastre.

Un Balance Doloroso y Lecciones Aprendidas

El saldo oficial de víctimas mortales superó las 70 personas, aunque extraoficialmente se estimó que la cifra podría haber sido mayor. Cientos resultaron heridos y miles de viviendas y edificaciones sufrieron daños severos o colapsaron por completo. El derrumbe de varios edificios emblemáticos en Cumaná, la capital del estado Sucre, quedó grabado en la memoria colectiva, evidenciando la vulnerabilidad de las estructuras ante un evento de esta magnitud.

Uno de los aspectos más estudiados y recordados de este terremoto fue el fenómeno de la licuefacción de suelos. En zonas costeras y aluviales, como la Península de Araya y algunas partes de la ciudad de Cumaná, el suelo perdió su rigidez, comportándose como un líquido y provocando el hundimiento o inclinación de edificaciones que aparentemente no habían sufrido daños estructurales significativos.

El terremoto de Cariaco puso de manifiesto la necesidad urgente de fortalecer las normativas de construcción sismorresistente en Venezuela y de educar a la población sobre cómo actuar antes, durante y después de un sismo. A raíz de este evento, se revisaron y actualizaron códigos de construcción y se intensificaron los programas de prevención y preparación ante desastres.

La Recuperación y la Resiliencia de un Pueblo

La respuesta al terremoto fue un esfuerzo conjunto de organismos nacionales e internacionales, equipos de rescate y la propia comunidad, que se volcó en la ayuda a los damnificados. La reconstrucción fue un proceso largo y complejo, marcado por el dolor de la pérdida, pero también por la resiliencia y la solidaridad de un pueblo que se levantó de las ruinas.

Hoy, a 28 años de aquel trágico 9 de julio, el recuerdo del terremoto de Cariaco sigue vivo en la memoria de sus habitantes. Es un recordatorio constante de la fuerza implacable de la naturaleza, pero también de la capacidad humana para adaptarse, reconstruir y aprender de las adversidades. Las cicatrices físicas han sanado en gran medida, pero la memoria de las víctimas y las lecciones aprendidas permanecen como un legado que busca prevenir futuras tragedias.

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