Beto Valderrama en sus 76 años

Un día como hoy vino al mundo Alberto (Beto) Valderrama Patiño. Llegó a la vida con un profundo dolor que tal vez lo fue sintiendo profundo en su niñez, adolescencia y parte de su juventud. Fue un dolor que sintió al nacer y que pudo llevarlo durante la adolescencia, juventud y toda su vida. Esto quizás lo hizo un poco rebelde.

Beto nació sin tener después el calor y el pecho de su mamá para amamantarse. Está falta que le ha dolido toda su vida fue ocupada por su abuela «Chabel» y su abuelo «Chilo» Patiño. Abuelos y padres.
En una casita que puede verse todavía por el sector del «Ranero» de El Cercado, creció Beto en la cercanía con el ordeño y la música. Chilo fue un hombre muy humilde agricultor y le gustaba tocar la mandolina y «Chabel», salía a El Maco a vender leche fresca de vaca

Beto pasó una parte de adolescencia y juventud entre El Cercado y El Maco. Yo de niño, lo veía muy rebelde. Era una rebeldía muy particular.

Estuvo en conjuntos musicales del momento y luego con gente de su pueblo conformó el conjunto «Los Yares» y uno de los cantores el niño Giovanni Patiño. Luego estuvo en otros grupos musicales y finalmente un gran pilar del Conjunto de Francisco Mata y sus Guaiqueríes.

Fue asumiendo luego, que en la casa de su abuelo se había encontrado con la mandolina y con ella se fue haciendo el músico que es hoy.

Beto Valderrama Patiño hoy debe estar de asomándose a los 76 años. En ese recorrido le ha dado a Nueva Esparta y al oriente del país su esfuerzo.

Hace como dos años o un poco más, Beto salió a recorrer a la isla con la idea de rescatar el tema de la décima y los cantos tradicionales.

Beto además de músico es compositor y le ha puesto la mano a la pluma para dejar en letra también una mirada sobre él y una idea sobre lo que es un cultor popular.

En su libro «La décima de mis cantares», podemos ver a ese Beto rebelde de la adolescencia y juventud. A través de una décima, que seguidamente coloco, está ese Beto de hoy, que fue distinto al de ayer, sólo en apariencia.

Yo fui un muchacho travieso
que no te valoré, abuelo
en mi ser interno anhelo
que me perdone por eso.
Hoy en día yo te profeso
una gran admiración
porque tú fuiste bastión
de la décima insular.
mucho tenías que aportar
dándonos tu información.

En otra décima que se Lee en este libro, también está ese Beto que sintió y creció con el dolor de no sentirse en regazo de su madre:

Madre que inmensa tristeza
Siento por tu eterna ausencia
Me hace falta tu presencia
Para gozar tu grandeza
Tú emblema de la nobleza
Y del amor puro y santo
Para yo no sufrir tanto
Y mitigar mi dolor
Voy a llevaré una flor
Que perfume el campo santo.

Desde hace mucho tiempo, Beto Valderrama Patiño es patrimonio cultural viviente, pero lo más importante es que es un músico que vive dispuesto a compartir (formando) de lo que más sabe: música oriental y sus ritmos. Es un hombre que siente que su casa y su saber puede ser de todos y anda dispuesto a darse por ese proyecto.

Ya nos ha entregado parte de su legado con sus composiciones y sus libros.

Texto y Décimas: Evaristo Marcano Marín

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