"Din, Din, Din": El viaje eterno del aguinaldo "La Jornada"

«Din, Din, Din»: El viaje eterno del aguinaldo «La Jornada»

Si hay una melodía que tiene la capacidad de teletransportar a cualquier venezolano, sin importar en qué parte del mundo se encuentre, al calor de un pesebre y al aroma de la hallaca, es el «Din, Din, Din». Aunque su título formal es «La Jornada», este aguinaldo se ha convertido en uno de los himnos de nuestras festividades decembrinas, siendo una de las piezas más ricas, complejas y hermosas del cancionero popular.

Un origen entre lo académico y lo popular

Al igual que muchos aguinaldos , su autoría anónima que se pierden en el tiempo, y fue recopilada por el maestro Vicente Emilio Sojo.

La pieza es, técnicamente, un aguinaldo de parranda. Se caracteriza por un ritmo de 5/8, una métrica que le otorga ese «tumbao» característico que invita al movimiento, pero que a la vez exige una gran destreza técnica tanto de los músicos como de los cantantes.

La lírica: Una travesía de fe

El nombre «La Jornada» hace referencia al viaje que emprendieron la Virgen María y San José hacia Belén. La letra es una crónica poética de ese trayecto, marcada por la urgencia y la alegría de la llegada del Mesías:

«Din, din, din, es hora de partir. Din, din, din, camino de Belén…»

El uso de la onomatopeya «Din, din, din» simula el sonido de las campanas o el tintineo de los arreos de la cabalgadura, creando una atmósfera de movimiento constante. A través de sus versos, se describe el cansancio del camino, pero sobre todo la esperanza de la profecía cumplida.

La estructura musical: El desafío del aguinaldo

Lo que hace que «La Jornada» destaque sobre otros aguinaldos es su estructura. No es una pieza plana; posee una dinámica de pregunta y respuesta entre el solista y el coro que es fundamental en la tradición venezolana.

  1. El Cuatro: Lleva el pulso frenético y sincopado.
  2. El Furruco: Aporta la profundidad y el carácter místico del bajo de la Navidad.
  3. Las Maracas y el Tambor: Dan la brillantez y el repique necesario para la parranda.

Es más que una canción; es el recordatorio de que la Navidad venezolana es una «jornada» compartida, un camino que siempre nos lleva de vuelta a casa, a nuestras raíces y a nuestra fe.

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