La historia de la humanidad está llena de revoluciones que transformaron y redefinieron al mundo. En razón al fenómeno global, creciente y sin precedentes del envejecimiento demográfico, es oportuno establecer un parangón entre revoluciones que cambiaron el mundo, con una revolución de avance inexorable y silencioso , que esta cambiando estructuras sociales, económicas, culturales y demográficas: la economía plateada.
Antes de la Primera Revolución Industrial, iniciada en Gran Bretaña (1760-1840), el mundo preindustrial se caracterizaba por escasas oportunidades, sociedades estratificadas, baja esperanza de vida, escasa innovación tecnológica y la subsistencia como prioridad.
La Revolución Industrial representó un quiebre radical con este modelo, abriendo paso a la interconexión con el mundo moderno. Durante los siglos XIX y XX, el impacto de esta Revolución fue masivo y progresivo, logrando cambiar la vida a cientos de millones de personas, y sentar las bases del mundo actual.
En aquellos tiempos, la fuerza del vapor y las maquinarias, lograron trasladar millares de agricultores hasta las nacientes fábricas, al buscar mejores condiciones económicas y calidad de vida. Las ciudades crecieron, la producción industrial se disparó y el mundo se aceleró. Al cambiarse la hoz por los engranajes, la vida, el trabajo y el consumo no volvieron a ser los mismos.
La llegada de la Revolución Digital, se introdujo como un cambio silencioso de altísima potencialidad, con cables, pantallas y algoritmos, que comenzaron a interconectar cada rincón del planeta. Con la información fluyendo a velocidades impensables, el comercio se hizo global y nuestras interacciones diarias se redefinieron. Al pasarse de máquinas a redes invisibles, se abrieron puertas a posibilidades infinitas.
A partir del año 2000, con el auge de la banda ancha, smartphones, redes sociales y computación en la nube, la Revolución Digital se intensificó aún más, para dar paso a la Cuarta Revolución Industrial impulsada por la Inteligencia Artificial, el IoT, el Big Data, etc
En un mundo totalmente cambiante, durante las últimas décadas, los avances en la medicina, salud pública, nutrición y reducción de la pobreza, lograron producir cambios significativos, al casi duplicarse la esperanza de vida global entre los años 1950 – 2020, al pasar de 46 a más de 72 años, mientras que las personas mayores, de un porcentaje pequeño y marginado, pasaron a un segmento demográfico creciente, con poder adquisitivo.
Y en nuestra era actual, nos encontramos en el umbral de otra gran transformación que avanza como una revolución silenciosa e indetenible: la Economía Plateada, que al igual de revoluciones anteriores, ha surgido por un cambio demográfico fundamental: el envejecimiento de la población.
Si la Revolución Digital conectó a casi todos los rincones del mundo, la Economía Plateada nos desafía a diseñar productos y servicios que sean intuitivos y accesibles para los mayores, en la mayoría de países del mundo. Ahora se trata de adaptar la tecnología y los espacios, hacia el ocio, la salud y hacia múltiples servicios, con innovación y adaptabilidad, para promover una vida plena y activa, en millones de seres humanos con necesidades específicas, poder adquisitivo y deseos de bienestar.
La Economía Plateada no representa ni ha sido un cambio violento, sino un proceso de adaptación necesaria y progresiva en un mundo que envejece, siendo una invitación a innovar, a crear y a comprender, que el bienestar de nuestros mayores se ha transformado en una oportunidad de crecimiento económico, en la siembra de un futuro más inclusivo, próspero y participativo, para todas las edades.
Texto: Ing. Absalón Davis (Pdte. de Asomayor)
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