Los Cachos de Marunga: Al pelotero se respeta

Lipe Avensa, siempre estaba atento en el cumplimiento de su trabajo como cargador de maletas en el viejo aeropuerto de Porlamar, ubicado donde hoy funcionan las oficinas del CICPC y otras oficinas de servicios públicos. Cuando construyeron el nuevo y le pidieron irse para allá dijo: “No manager, yo cuelgo el guante y además los spikes que tengo no me permiten moverme con agilidad en la nueva grama artificial”, refiriéndose a los nuevos pisos y pistas que tendría el moderno terminal aéreo.

Estando una vez cumpliendo con su trabajo, se disponía a acomodar unas maletas de metal por cierto muy costosas marca “Sansonite” y una se le cayó al momento de transportarlas. El recordado Hernán Rosario su jefe inmediato, le llamó la atención diciéndole:

¡Lipe, ten cuidado, casi rompes esas maletas que son muy delicadas!

Lipe, una vez terminado su trabajo, se dirigió a la oficina donde se sentó cabizbajo y preocupado; al rato se le acerca “Nancho” el hijo del viejo Hernán quien, cuando venía de vacaciones, se metía en el rol de los empleados de Avensa y ayudaba a su papá en el despacho de vuelos a “matar su tigrito” como se dice; al verlo tan deprimido- que no era su costumbre por estar siempre echando vaina con su jerga beisbolera-se le acerca y le pregunta:

Bueno Lipe, ¿Qué te pasa que estás como tristón?

Carajo bigleaguer; tú que juegas pelota en la costa del Pacífico (refiriéndose a Caracas donde estudiaba Nancho) dile a tu papá que él es buen manager pero  que recuerde que si un pelotero comete un error durante el partido, hay que llamarle la atención en el dogout y no en el propio terreno del juego, ¿verdad?

Fuente: Libro Ocurrencias de mi gente de Carlos Mujica (Marunga)

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