Los Cachos de Marunga: Cuando las vainas son verdad

Alfredo Quilarque es un hombre muy popular en Porlamar quien todavía, a pesar de sus cuantos años, se paseaba en su vieja bicicleta “Hércules”- bien conservada por cierto- por las calles de la ciudad.

La gente lo recuerda colocando en las esquinas y a las puertas del cine Porlamar- propiedad del señor Roberto Rosario- los “cartelones” donde anunciaban, con fotos de escenas, las películas, en su mayoría mejicanas, que proyectarían: “Los Tigres del Ring” con Cross Alvarado y Wolf Rubinsky; “Viruta y Capulina”; “El Charrito de Oro”; “Joselito El Pequeño Ruiseñor”; “Los Peligros de Nioka” etc. Y películas que eran la atracción de grandes y chicos; por cierto, había funciones llamadas Vermouth, Vespertina, Matinée y Noche.

Los muchachos siempre estaban pendientes esperando la “puesta” de los cartelones y ver las gráficas. ¡Allá viene Alfredo con la carreta! ¡Ya pusieron los cartelones! Se oía en la calle y todos corrían a verlos. Era la tarea de Alfredo Quilarque, entre las  tantas cosas que hacía, después de poner los cartelones, se montaba  en su bicicleta a pasear por las calles. Se decía entre rumores que Alfredo tenía épocas en que “perdía el coco” con el cambio de luna; es decir, se le ocurrían cosas muy curiosas.

Una vez estaban sentados los” muchachos mayores” del momento; Perucho Suárez, Juan José “Guáimaro” Ávila, Luis “Topito” Mujica, Juan Serra, Luis Hamana -por cierto, familia de Alfredo por la crianza en casa de Dina Mata, Panchito Marcano y otros,  en un banco de la Plaza Bolívar frente al Cine Paramount; hoy un centro donde venden mercancías. De repente aparece Alfredo en su bicicleta muy apurado y jadeando por la velocidad que traía, lo que muy poco hacía; se lanza de la bicicleta y esta rueda por el suelo… los muchachos le preguntan: ¿Bueno Alfredo, qué pasa; tú estás loco? Alfredo se acerca al grupo y les grita: ¡Muchachos, muchachos! ¡Se murió Chuito Martínez! Jota Jota- como le decían también. Era uno de los grandes comerciantes conocidos en la isla. En ese momento, por la misma calle venía un carro Studebaker color amarillo claro conducido ¡por el propio Jota Jota Martínez! Y dice Alfredo con un tono muy tajante: ¡Mira, cuándo las vainas son verdad!

¡ Ah maguita, no está loco na”!

Magallanes

Tomado del libro: “Ocurrencias de mi gente” de Carlos Mujica “Marunga

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