Recién acabo de leer el libro de mi amigo Emigdio Malaver, que tiene por título: ¿Por qué nunca encuentras un arcoíris?. Está frase que es de Einstein, nos sugiere una manera de ver y vivir la vida con toda su belleza. El arcoiris es sencillamente un fenómeno óptico que nos permite observar las bellezas que nos da la naturaleza. Tener la mirada fija en el horizonte es una manera también de construirnos y reconstruirnos.
En este libro, Millo (Emigdio Malaver González) nos permite, aún en la adversidad, encontrar un arcoíris, que como ya anoté es un fenómeno óptico que sus huellas o colores deja en uno. Es una manera de mirar la vida y esta lectura de este libro que ya había hecho porque él, son parte de las crónicas que el amigo Millo nos viene entregando día a día. Estás crónicas nos invitan a ver la vida como un tacarigüero, que debo decir es una encantadora manera de ver la vida. Leer estás crónicas nos permite vernos con el cordón umbilical pegado a la naturaleza y vivir la vida con amor.
«Sentir los latigazos» que el sol o la situación climática le da a las matas, no es solo una frase para describir un momento. Es un sentimiento, muy parecido a lo que el tiempo va dejando en uno. Es una manera de observar, que uno es parte de la naturaleza y no ella de uno.
«La sequía, Juancho, ha sido larga como el recorrido de un caballo por la sabana y que ha dejado sus huellas mustias en las plantas no sólo del conuco sino de los cerros». La sequía no es un hecho casual, es una construcción de nosotros. Cada suma al progreso nos resta los milagros de los aguaceros.
A través de la lectura de este «pequeño» libro, una va entendiendo que si este mundo estuviera lleno de tacarigüeros como millo, la tierra fuera otro mundo. Es fácil imaginarse ese crepúsculo que Millo guarda de Juangriego. Hoy este crepúsculo , si es visto con la mirada de ayer, sigue siendo lindo, pero hoy podemos verlo triste
Lo expresé una oportunidad. No creo o me resisto a creer, que Millo sea hoy un tipo de tacarigüero en peligro de extinción. No lo creo. Creo más bien, que es un Simón Guerra que escribe y revive ese Tacarigüero que lleva un conuco en su corazón, muchas matas y sueña con «el aguacero cuando va por el camino»
Estos libros de Millo no fueron escritos como libros de textos escolares, pero usarlo en la escuela como texto de lectura, permitiría al niño entender que la geografía nos es solo saber cuál pico es el más alto de algún país. Es entender que la naturaleza y una pequeña mata es símbolo de amor y vida.
«El problema, amigos, es de conciencia, mientras nosotros los hombres no tomemos conciencia del problema que tenemos encima, el mundo va a seguir directo hacia el camino de la destrucción. Por eso aquí hace mucha falta amor a las plantas y los animales y así podamos vivir en armonía con el medio ambiente. Es decir, la palabra clave es amor y más amor».
Texto: Evaristo Marcano Marín
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