La Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño fue testigo del rotundo éxito y la majestuosidad de la obra inmortal de Piotr Ilich Chaikovski, El lago de los cisnes. La reposición culminó con un lleno total y una entusiasta ovación de pie del público, en una noche convertida en una verdadera gala del arte.
La función final deslumbró a la audiencia con la combinación perfecta de la emocionante música de Chaikovski, los magníficos vestuarios y las escenografías que transportaron al público a la historia del príncipe Sigfrido y Odette.
La Compañía de Ballet del Teresa Carreño selló con broche de oro esta destacada temporada, presentando una impecable reposición coreográfica a cargo de la maestra Martha Iris Fernández. La atmósfera sublime fue completada por la representativa participación de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, bajo la batuta del maestro Daniel Gil.
El Arte como Símbolo de Unión Cultural
Entre los asistentes, el embajador de Rusia en Venezuela, Sergey Mélik-Bagdasárov, expresó su profunda emoción por la demostración artística y resaltó el poder de las artes como manifestación de unión entre pueblos.
«Hoy fuimos testigos de una asombrosa unión de culturas: el ballet ruso con sus siglos de tradición se encontró con el ardiente corazón venezolano,» declaró Mélik-Bagdasárov. «Esta noche es símbolo de cómo el arte une a los pueblos, brinda paz e inspiración y nos recuerda la belleza y la armonía, más fuertes que cualquier división», concluyó.
La dirección y todo el equipo del Teatro Teresa Carreño recibieron un profundo agradecimiento por haber regalado a la capital venezolana una noche inolvidable, reafirmando el valor del ballet clásico en la escena cultural del país.
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