Hoy, en el aniversario de su nacimiento, recordamos a Alí Primera, el cantautor, poeta y activista político venezolano cuya música trasciende el folclore para convertirse en la crónica sonora de un país. Conocido como el «Cantor del Pueblo», su legado musical y social sigue resonando con una fuerza inquebrantable, representando la conciencia de una época y la esperanza de generaciones.
Del Petróleo a la Protesta: El Origen de un Ícono
Ely Rafael Primera Rosell, nacido el 31 de octubre de 1941 en Coro, estado Falcón, vivió desde niño las realidades que luego nutrirían su obra. La pobreza, la vida en los campos petroleros y la lucha de la clase obrera no fueron abstracciones para él, sino vivencias profundas.
Su formación intelectual comenzó en la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde estudió Química y, más tarde, continuó en Rumania. Fue durante sus viajes por Europa que Alí, becado, transformó su vocación. La distancia de su patria avivó su compromiso social, llevándolo a dejar los laboratorios por la guitarra y la poesía. En 1972, regresó a Venezuela con la firme convicción de usar el arte como herramienta de cambio.
Una Canción con Sentido Social
Alí Primera no solo cantó; denunció, educó y conmovió. Su estilo se enmarca en la Nueva Canción Latinoamericana, un movimiento que utilizó el folclore y los ritmos autóctonos (como el joropo, la gaita y la tonada) para transmitir mensajes de contenido social, político y humanista.
Sus letras eran espejos del acontecer nacional. Abordó temas como:
- La Desigualdad: Criticaba la brecha entre ricos y pobres, y la explotación.
- La Causa Indígena: Defendía los derechos de los pueblos originarios y su cultura.
- El Imperialismo: Denunciaba la injerencia extranjera y la dependencia económica.
- El Amor y la Esperanza: A pesar de la crítica social, sus canciones estaban cargadas de un profundo humanismo y optimismo por un futuro mejor.
Canciones emblemáticas como «Techos de Cartón», «Canción Mansa para un Pueblo Bravo», «Tín Marín» y «Canción mansa para un pueblo bravo» se convirtieron en himnos populares, transcritos de forma clandestina y tarareados en barrios, universidades y protestas.
A lo largo de su carrera, Alí Primera grabó 13 álbumes de estudio. A pesar de las dificultades para difundir su música en los grandes medios, su popularidad creció de boca en boca, gracias a recitales en plazas, fábricas y universidades, manteniéndose siempre fiel a sus principios.
Lamentablemente, su carrera fue truncada el 16 de febrero de 1985, cuando falleció en un trágico accidente de tránsito en Caracas. Su muerte, a los 43 años, generó una inmensa conmoción nacional y un debate sobre las posibles causas, pero sobre todo, consolidó su leyenda.
Hoy, la figura de Alí Primera es venerada no solo como un músico, sino como un pensador que supo capturar la esencia de la identidad venezolana y su eterna lucha por la justicia social. Su música es un testimonio vivo de que la poesía popular puede ser la fuerza más poderosa para la transformación social.
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