Cuando Bolívar y Morillo sellaron la tregua humanitaria

Cuando Bolívar y Morillo sellaron la tregua humanitaria

En un momento cumbre de la Guerra de Independencia, que había desangrado a la Capitanía General de Venezuela durante una década, El Libertador Simón Bolívar y el capitán general Pablo Morillo, jefe de las fuerzas realistas, protagonizaron un encuentro que trascendió lo bélico para inscribirse en la historia de la diplomacia y los derechos humanos.

Este histórico evento, conocido como el Abrazo de Santa Ana, se produjo tras la firma de dos documentos fundamentales en la ciudad de Trujillo los días 25 y 26 de noviembre: el Tratado de Armisticio y el Tratado de Regularización de la Guerra.

El Fin de la Guerra sin Cuartel

El origen de este encuentro se encuentra en la necesidad de ambos bandos de una tregua, impulsada por un alzamiento liberal en España que restituyó la Constitución de Cádiz y obligó al Rey Fernando VII a buscar un cese de hostilidades con sus colonias americanas.

El Tratado de Armisticio estableció formalmente una tregua de seis meses, paralizando las operaciones militares y restableciendo las comunicaciones entre los territorios ocupados.

Sin embargo, el documento más significativo fue el Tratado de Regularización de la Guerra. Este acuerdo, pionero y considerado el principal antecedente del Derecho Internacional Humanitario (DIH) moderno, derogó oficialmente el decreto de «Guerra a Muerte» que Bolívar había promulgado en 1813.

Mediante este acuerdo, ambas partes se comprometieron a hacer la guerra «como lo hacen los pueblos civilizados», respetando principios esenciales:

  • Respeto a los no combatientes: Garantizando la seguridad y libertad de los habitantes de los pueblos alternativamente ocupados.
  • Canje de prisioneros: Acordando el intercambio de cautivos.
  • Humanidad en el trato: Mejorando las condiciones de los prisioneros y comprometiéndose a no aplicar la pena capital a desertores.
  • Respeto a los caídos: No negar los cadáveres reclamados por el gobierno o particulares.

El Encuentro Personal

El clímax de esta diplomacia se alcanzó el 27 de noviembre de 1820., cuando Bolívar y Morillo se reunieron personalmente en el pueblo de Santa Ana, en el actual estado Trujillo, para ratificar los acuerdos. El encuentro, lleno de simbolismo, se selló con un abrazo entre los dos comandantes en jefe. Este gesto no solo significó el cese temporal de las hostilidades, sino que, de facto, representó el primer reconocimiento implícito del Reino de España a la existencia del Estado colombiano.

Aunque la tregua de seis meses fue eventualmente rota, el espíritu del Tratado de Regularización de la Guerra se mantuvo vigente y fue generalmente respetado por ambos ejércitos hasta el final de la gesta independentista, asegurando que los combates se libraran bajo reglas de humanidad. El monumento erigido en Santa Ana recuerda hoy este trascendental capítulo donde la razón humanitaria prevaleció sobre el ímpetu de la guerra.

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