Bajo el místico ambiente que precede a la aurora, la comunidad de El Valle del Espíritu Santo celebró este miércoles el cierre de la Novena de Navidad. El Campo Eucarístico fue el escenario donde la fe margariteña alcanzó su punto máximo, culminando los nueve días de preparación espiritual conocidos tradicionalmente como las Misas de Aguinaldo.
Una espera colmada de luz y esperanza
La Santa Eucaristía de hoy, oficiada por el párroco Andrés Villarroel, no fue solo el fin de un ciclo, sino un momento de profunda expectación. Entre cánticos de júbilo y parrandas que resonaron en las faldas del cerro El Copey, los fieles se reunieron para agradecer a Dios por la constancia y la participación masiva de la comunidad durante toda la novena.
La celebración destacó por su simbolismo:
- Preparación del alma: Los nueve días de oración intensa han dejado a la parroquia lista para la Nochebuena.
- Tradición y Fe: La misa, celebrada antes del amanecer, recordó la importancia de aguardar la «Luz del Mundo» con un corazón dispuesto.
- Unión Comunitaria: Voces de todas las edades se unieron en un solo clamor de esperanza, preparando el camino para el nacimiento del Niño Jesús.
Rumbo a la Nochebuena
Con el camino ya preparado, la comunidad de El Valle se dispone ahora a vivir la solemnidad del nacimiento del Señor. La humildad del pesebre y la llegada de Jesús en una cuna sencilla centran la reflexión de los fieles, quienes tras este periodo de preparación, aguardan con el alma dispuesta el milagro de la Navidad.
Bajo la guía espiritual de la Iglesia local, y en comunión con las directrices de la Santa Sede bajo el pontificado de León XIV, la comunidad margariteña reafirma su fe en estas fechas tan sagradas.
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