A 58 años del Terremoto de Caracas

Hoy, 29 de julio de 2025, se cumplen 58 años de uno de los eventos naturales más impactantes y dolorosos en la historia reciente de Venezuela: el Terremoto de Caracas de 1967. Aquella noche de jueves, a las 8:05 p.m., un movimiento sísmico de magnitud considerable sacudió la capital, dejando a su paso destrucción, muerte y una profunda huella en la memoria colectiva de los caraqueños.

El epicentro del sismo se localizó en el Litoral Central, a poca distancia de la costa, lo que intensificó sus efectos en Caracas. Con una duración aproximada de 35 segundos –un tiempo que pareció una eternidad para quienes lo vivieron–, el terremoto afectó de manera desproporcionada zonas de reciente desarrollo urbano como Altamira y Los Palos Grandes, así como las poblaciones del propio Litoral Central, incluyendo Macuto y Caraballeda.

El terror de la noche del 29 de julio

Miles de caraqueños disfrutaban de la tranquilidad de la tarde o se preparaban para la noche cuando la tierra comenzó a temblar. El estruendo, el movimiento incesante y el crujido de las estructuras generaron un pánico generalizado. Muchos edificios, construidos con normas antisísmicas incipientes o inadecuadas para la magnitud del evento, colapsaron total o parcialmente.

Los Palos Grandes y Altamira, símbolos de la modernización arquitectónica de la época, vieron cómo edificaciones emblemáticas se convertían en escombros. Edificios de gran altura como el Residencias San José, el Mijagual y el nevero fueron severamente dañados o se desplomaron, atrapando a cientos de personas bajo sus ruinas. Las escenas de desesperación, los gritos de auxilio y el incansable trabajo de los equipos de rescate marcaron las horas y días posteriores al sismo.

Las cifras oficiales posteriores estimaron que el terremoto causó la muerte de aproximadamente 236 personas y dejó a más de 2.000 heridas. Miles de familias quedaron sin hogar, y la infraestructura de servicios básicos, como el suministro eléctrico y el agua, se vio gravemente comprometida. La magnitud de la tragedia desbordó la capacidad de respuesta inicial, movilizando a la sociedad civil y a las fuerzas armadas en una operación de rescate y auxilio sin precedentes.

Lecciones aprendidas y legado

El Terremoto de Caracas de 1967 representó un doloroso punto de inflexión para Venezuela en materia de sismología y construcción. Fue un catalizador para la revisión y actualización de las normas de construcción antisísmica, impulsando una mayor exigencia en la ingeniería estructural y la planificación urbana. A partir de entonces, se fortaleció la conciencia sobre la vulnerabilidad sísmica del país, ubicado en una zona geológicamente activa.

La tragedia también puso de manifiesto la solidaridad del pueblo venezolano y la importancia de la organización comunitaria en momentos de crisis. Familias enteras se volcaron en la ayuda, ofreciendo albergue, alimentos y consuelo a los afectados.

A 58 años de aquel fatídico día, el recuerdo del Terremoto de Caracas de 1967 sigue vivo. No solo es una efeméride en el calendario, sino un recordatorio constante de la fuerza de la naturaleza y de la necesidad imperante de construir ciudades más resilientes y preparadas ante los desafíos sísmicos. La tragedia de entonces nos sigue enseñando hoy sobre la importancia de la prevención, la preparación y la resiliencia en un país con un alto riesgo sísmico.

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