Brisas margariteñas: Pescadores y alcatraces se alegran con la pesca

Margarita por ser isla, una de sus actividades más productivas es la pesca. Desde tiempo inmemoriales recios hombres han enfrentado al mar, han descubierto sus misterios y de ahí han extraído sus productos apetitosos tanto para su familia como para otros residentes y visitantes.

Por tal motivo es común observar en las diferentes riberas que rodean a esta tierra de gracia, los campesinos marinos que han vivido del océano, de donde han conseguido el sustento para sus respectivas familias muchas generaciones de pescadores.

Pero aparte de la alegría que representa para los hombres de mar una buena labor de pesca al jalar el tren, también sirve de alborozo para los Alcatraces que en cada playa, con paciencia esperan posados sobre los botes el momento de que la malla sea traída por la fuerza de hombres y botes hacia a la orilla y compartir con hombres y niños los peces que vienen ahí atrapados.

Los Alcatraces, aves marinas, muy mansas y que se reproducen en las hondonadas de los cerros próximos al mar, desde tiempos remotos han compartido estas faenas con los pescadores y de paso cuando se le extrae al pescado, las tripas o vísceras, colaboran limpiando al mar de estos desechos, pues estos le sirven de alimento.

En Guayacán, hermoso y pintoresco pueblo costero del municipio Gómez, una tarde soleada, pudimos observar el espectáculo inefable de ir observando las expectativas tanto de pescadores como Alcatraces, en la medida que el tren se iba a acercando a la ribera por la fuerza de motores y de hombres, quienes no ocultaban su alegría al ver el producto de la pesca, al igual que las aves que revoloteaban y hasta alguna de ellas más atrevidas no esperaban la llegada a tierra y se lanzaban de chapuzón dentro del tren para obtener la presa seleccionada, la cual era capturada con una precisión digna de un equipo de tecnología de punta.

Por eso en esta tierra grande, la alegría de la vida de los pueblos costeros se conjuga entre pescadores y aves marinas, que no sólo alegran la vida, sino que también embellecen al paisaje y llenan de éxtasis al visitante que observa tan maravilloso momento.

Texto y foto: EMIGDIO MALAVER G./emalaverg@gmail.com7 @Malavermillo

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