A bordo del «embajador sin visa», como se le conoce popularmente, se forjan los futuros oficiales de la Armada Bolivariana de Venezuela. Su majestuosidad, la disciplina de su tripulación y la misión que lo lleva a recorrer los mares del mundo, lo convierten en una de las joyas más preciadas de la nación suramericana.
El sol cae a plomo sobre el muelle de La Guaira, pero el calor es eclipsado por la imponente silueta del Buque Escuela Simón Bolívar (BESB-11). Sus tres mástiles se alzan hacia el cielo, con un velamen que evoca épocas pasadas de la navegación a vela. Con 82 metros de eslora, es el buque insignia de la Armada Bolivariana de Venezuela y un símbolo de la tradición naval del país.
Más que un barco, una escuela de vida
Desde su botadura en 1979, el Simón Bolívar ha sido un crisol de valores y formación. Su objetivo principal es la instrucción y entrenamiento de los cadetes de la Escuela Naval de Venezuela. Durante los cruceros de instrucción, que pueden durar varios meses, los jóvenes aprenden a dominar la navegación a vela, la astronomía, la hidrografía, la cartografía y el arte de la marinería. Pero más allá de los conocimientos técnicos, el buque es un aula flotante donde se inculcan valores como la disciplina, el trabajo en equipo, la perseverancia y el liderazgo.
«Navegar en el Simón Bolívar es una experiencia única«, relata el teniente de navío Luis Hernández, ex alumno y hoy instructor en el buque. «Aquí no hay atajos, todo se logra con esfuerzo y dedicación. Aprendes a convivir con tus compañeros en un espacio reducido, a enfrentar los desafíos del mar y a confiar en tu tripulación. Es una escuela de vida que te prepara para cualquier reto.»
Embajador de la paz y la cultura venezolana
Además de su función educativa, el Simón Bolívar cumple una importante labor diplomática. Sus viajes alrededor del mundo lo han convertido en el «embajador sin visa» de Venezuela. Cada puerto que visita es una oportunidad para mostrar la riqueza cultural, histórica y turística del país. La tripulación, compuesta por marineros y cadetes, se convierte en la cara de la nación, interactuando con las comunidades locales, participando en desfiles navales y abriendo las puertas del buque para que el público pueda conocer su historia.
El teniente Hernández sonríe al recordar las innumerables anécdotas de los viajes. «Hemos visitado países de América, Europa, Asia y África. En cada lugar, la gente nos recibe con gran calidez. Les mostramos nuestra cultura, les hablamos de nuestra historia y les invitamos a conocer Venezuela. El buque es una ventana al mundo para nuestro país y un puente de amistad y entendimiento.»
Tradición y modernidad a toda vela
A pesar de su apariencia clásica, el Simón Bolívar está dotado de moderna tecnología de navegación, comunicaciones y seguridad. La combinación de la tradición de la navegación a vela con la eficiencia de los sistemas modernos, es una de las características más fascinantes del buque. El comandante del buque, capitán de navío Raúl Rengifo, lo explica con orgullo: «No solo mantenemos viva la tradición de la navegación a vela, sino que también preparamos a nuestros futuros oficiales para los desafíos del siglo XXI. El buque es un museo flotante que respira historia, pero que también navega con la tecnología del futuro.»
El futuro del Simón Bolívar
Tras más de cuatro décadas de servicio, el Buque Escuela Simón Bolívar se mantiene como un referente de la Armada Bolivariana de Venezuela. Su legado se refleja en los miles de oficiales que han pasado por sus cubiertas, llevando consigo los valores y conocimientos adquiridos en sus viajes. Y mientras sus velas sigan hinchándose con el viento, el «embajador sin visa» continuará su travesía, formando a las próximas generaciones de marinos y llevando el nombre de Venezuela por los mares del mundo.
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