Este pasaje del evangelio de Mateo (7,1-5) es una de las enseñanzas más directas y potentes de Jesús sobre el juicio y la autocrítica. Se conoce comúnmente como la parábola de la «mota y la viga«.
Jesús nos invita a una transformación interna. No se trata de ignorar el mal, sino de abordar nuestras propias fallas antes de señalar las de los demás. La verdadera ayuda y corrección solo pueden surgir de un corazón humilde y una visión clara, libre de las distorsiones que produce nuestra propia «viga«.
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