Este pasaje del Evangelio de San Mateo 9, 14-17 nos presenta un diálogo crucial entre Jesús y los discípulos de Juan el Bautista, quienes se acercan con una pregunta sobre la práctica del ayuno. La respuesta de Jesús, lejos de ser una simple explicación sobre una costumbre religiosa, revela la naturaleza radicalmente nueva de su misión y de la relación que establece con sus seguidores.
Jesús no condena el ayuno en sí mismo, sino que lo sitúa en su justo contexto. Lo que busca es que sus discípulos entiendan que su presencia es una era de gozo y plenitud, y que el Reino de Dios que él inaugura no es una simple reforma del judaísmo, sino una realidad completamente nueva que requiere una disposición y unas formas nuevas. Es un llamado a la conversión interior, a una mente y un corazón capaces de acoger la frescura y la vitalidad del Evangelio, sin intentar encajarlo en moldes antiguos que terminarían por estropearlo todo. Este pasaje nos invita a examinar nuestras propias «estructuras» y si estamos realmente abiertos a la novedad que Dios quiere seguir trayendo a nuestras vidas.
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