En un épico duelo de casi cinco horas que puso a prueba la resistencia de dos equipos y el temple de varios venezolanos, los Marineros de Seattle lograron imponerse 3 carreras por 2 a los Tigres de Detroit con un dramático hit de oro de Jorge Polanco en la duodécima entrada. La emocionante victoria sella el pase de Seattle a la Serie de Campeonato, donde se medirán ante los Azulejos de Toronto.
El partido, que se extendió por 4 horas y 58 minutos, quedará grabado en la memoria de los fanáticos por el constante pulso entre ambas novenas, pero especialmente por la decisiva actuación de los peloteros venezolanos que protagonizaron momentos clave, tanto para prolongar la agonía de los Tigres como para asegurar la celebración de los Marineros.
Rivas, el Héroe Cumpleañero que Forzó el Extrainning
El responsable directo de llevar las acciones a territorio extrainning fue el venezolano Leo Rivas. En un regalo de cumpleaños que el utility no olvidará, Rivas salió como emergente en el séptimo inning y conectó un oportuno hit por el jardín izquierdo que empató el marcador 2-2. El esfuerzo no terminó allí, ya que Rivas concluyó la jornada de 3-1, con un boleto y una carrera impulsada, demostrando su valía en el momento de mayor presión.
Otro criollo que se puso el traje de salvador fue el derecho Eduard Bazardo, cuya labor fue fundamental para sostener a los Marineros. Bazardo se erigió como un muro en el montículo, lanzando 2.2 entradas de alto calibre en las que solo permitió un hit, otorgó un boleto y ponchó a cuatro rivales, una actuación clave para que su equipo pudiera luchar hasta el walk-off.
Gracias a esta cardiaca victoria y a la contribución de sus compañeros, el «Mejor Artillero de Venezuela», Eugenio Suárez, sigue con vida en la postemporada, siendo un pilar clave en la alineación de los Marineros.
La Despedida de Gleyber Torres
La otra cara de la moneda la vivió Gleyber Torres. El infielder venezolano, que militaba con los Tigres de Detroit, vio cómo su temporada y su postemporada llegaban a su fin tras el dramático desenlace. A lo largo de seis viajes al plato, Torres luchó con uñas y dientes en cada turno, pero no pudo conectar ese batazo fundamental que le hubiera dado una bocanada de aire y prolongara la vida de los felinos de Detroit.
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