Con el vibrante repique de tambores que resonó desde tempranas horas, la comunidad de Pueblo Arriba, en la parroquia Naiguatá, dio inicio a la celebración de una tradición que se extiende por más de 400 años: el festejo a San Juan Bautista. El epicentro de esta festividad es el San Juan Niño de la familia Corro, una venerada imagen que cada 24 de junio recorre las calles del pueblo, visitando cada uno de los altares que las familias naiguatareñas preparan en sus hogares.
La jornada comenzó con el emotivo grito de “¡Buen día Juan!”, mientras la imagen era vestida y colocada en su espléndido altar. Este año, la decoración, un hermoso despliegue de calas y rosas rojas, estuvo a cargo de José Vidal López, quien lleva 14 años dedicando su talento a esta labor.
La imagen del San Juan Niño, tallada en madera de cedro y traída desde España, ha sido celosamente custodiada y cuidada por la familia Corro a lo largo de generaciones. Así lo ratificó Félix Orlando Corro, quien, al ritmo contagioso de los tambores, fue el encargado de sacar la imagen y colocarla en su altar.
La casa de los Corro se convirtió en un punto de encuentro para los devotos de San Juan, quienes acudieron con sus ofrendas, preparándose para la gran celebración del «cumpleaños» del santo, un día lleno de fe, música y la inquebrantable herencia cultural de Naiguatá.
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