Cada 24 de junio, Venezuela se viste de fiesta, color y devoción para celebrar el Día de San Juan Bautista, una festividad que fusiona la fe católica con profundas raíces afrodescendientes, creando una de las manifestaciones culturales más ricas y vibrantes del país. Más allá de ser una fecha en el calendario, el Día de San Juan es un sentir colectivo que resuena con la promesa de la cosecha, la purificación y la renovación.
La celebración, que tiene sus orígenes en los tiempos de la colonia, cuando los esclavizados se aferraban a la figura de San Juan como un símbolo de resistencia y esperanza, ha evolucionado para convertirse en un crisol de tradiciones. Desde la medianoche del 23 de junio, y a lo largo de todo el día 24, el sonido inconfundible de los tambores de mina, culo’e puya, cumacos y quitiplás inunda el ambiente, especialmente en las costas de Aragua, Miranda, Vargas (hoy La Guaira) y Carabobo, donde la herencia africana es más palpable.
El Ritual de los Tambores y la Devoción
La esencia de la celebración se vive en cada pueblo y comunidad. Las figuras de San Juan Bautista, adornadas con flores y cintas, son sacadas en procesión por las calles, acompañadas por el fervor de los devotos que cantan y bailan al ritmo hipnótico de los tambores. Es un baile de promesas cumplidas, de peticiones elevadas al cielo y de agradecimiento por los favores concedidos. Muchos cumplen penitencias, caminan descalzos o cargan al santo en sus hombros, como muestra de su profunda fe.
Uno de los momentos más esperados es el baño ritual de la imagen de San Juan en el río o el mar, un acto de purificación que simboliza el bautismo de Jesús por Juan. La gente se une a este baño, creyendo en las propiedades curativas y renovadoras del agua en este día tan especial.
San Juan, un Símbolo de Identidad
Para muchos, San Juan Bautista no es solo un santo, sino un elemento central de su identidad cultural. Las cofradías de San Juan, organizaciones que se dedican a preservar y transmitir estas tradiciones de generación en generación, juegan un papel crucial en mantener viva la llama de esta festividad. A través de la enseñanza de los toques de tambor, los bailes y los cantos, aseguran que el legado de sus ancestros continúe resonando en el futuro.
En un país que valora sus raíces y su diversidad, el Día de San Juan Bautista se erige como un recordatorio de la riqueza cultural que surge de la mezcla de razas y creencias. Es una fecha para celebrar la vida, la fe y la inquebrantable fuerza de una tradición que, año tras año, continúa latiendo al ritmo de los tambores venezolanos.
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