HUELLAS Y PRESENCIAS INSULARES: TODO ERA BRISA EN PORLAMAR
Volvían lentos los andares. En las calles del Comercio, mientras refrescaba la tarde, los comerciantes ya con poco que vender se agrupaban en las aceras a ver pasar a los transeúntes y a conversar de las cosas de la mañana. A veces pasaba Masarango con su carretilla llena de sacosLeer más