El proceso de conocer lo que debe de entenderse por la décima popular e irla entendiendo, pasa por situaciones o versiones, en las cuales es fácil encontrarse con una explicación que lleva a un punto de un (posible) defecto. Ella (la décima popular), según explicaciones oídas entre amigos, es aquella donde pueden combinarse rimas asonantes con consonantes y donde también la extensión no calza siempre con versos octosílabos.
Para esta reflexión se ha podido leer décimas y se ha tenido la oportunidad de leer décimas que se califican de populares y al leerse, queda la idea o impresión de estar frente a décimas muy bonitas y perfectas. En otras ocasiones (segunda razón) se ha intercambiaron opiniones con decimistas y en el intercambio se leyeron décimas y cuando a estas décimas se le observan detalles, respecto a la rima o a la métrica; la respuesta que se ofrece es que la décima en cuestión se enmarca en lo debe llamarse décima popular.
Esto condujo a formular o mantener una inquietud con respecto a este arte que los pueblos asumieron para hacer sus décimas. El tema se ve “enredando” o se va complicando un poco, porque esta idea persiste sobre otra que argumenta que hay otra décima en la cual todo parece estar perfecto y a esta (perfecta) la califican lejos de lo popular. ¿Culta?
Frente a este supuesto dilema, la pregunta se hace presente: ¿Es que hay algo, entre nosotros, más popular que la décima que se escribe y se ha cantado por este mundo hispanoamericano?
Hubo que revisar cierta literatura y leer muchas decimas de autores populares. Este esfuerzo o trabajo, se realizó considerando que lo popular también se mueve con el tiempo o no es ajeno al tiempo. Se precisa entonces, que el fenómeno debe contextualizarse, considerando todo el torrente de agua que ya ha pasado bajo el puente y que lo popular, tienen también su movimiento.
Valorar entonces, el contexto nuestro (América) es tener presente que si algo ha sido popular entre nosotros ha sido la décima, que por supuesto ha tenido una bonita transformación.
Transformación sentida en la estructura de la rima y también de la métrica. Esta evolución, popularmente hablando, no debe medirse o evaluarse siempre bajo una referencia muy pasada y juzgarla sin la variable tiempo. Si en el pasado, alguna décima popular tuvo una rima no muy consonante, es ligero concluir, que “lo asonante” es una condición de la décima popular. Lo asonante, puede estar también en una décima de las que califican de culta.
Por ser muy popular, la décima en su momento de su desarrollo le ha cabido el calificativo de la cenicienta y oveja negra de la poesía . Nada más popular en este mundo que la décima. Siendo entonces un arte muy popular, es necesario encontrarle mejores rasgos para encontrar su sentido.
I) ¿Por qué es popular nuestra décima?
A la primera pregunta que se dio anteriormente, se colocan otras que probablemente no encuentra respuestas, pero quedan como parte de esta reflexión: ¿Qué es efectivamente una décima popular? ¿Qué tiene como décima, que nos permite tenerla con esta condición de popular?
Reconociendo su existencia, debe también suponerse que hay muchos elementos referenciales que permitan acercarse a ella conceptualmente y colocarle sus fronteras, respeto a la décima que llaman culta.
No se pretende agotar un tema que viene de un largo camino y en ese duro transitar, los pueblos han sabido darle sus sentido y propósitos. Debe sí, tenerse algunas coordenadas que permitan colocar algunos elementos. Se parten de dos vertientes.
Una, es valorar el sentido por las cuales la décima llegó y se quedó entre los pueblos de América. Ella fue parte del proceso de conquista y colonización y sobre este punto, no es obligatorio ahondar mucho, porque como proceso se sabe, cuál fue su intencionalidad. Se quedó en los pueblos precisamente porque le fue muy útil al pueblo que no podía escribir y expresar con letras, sus sentimientos, sus tristezas, alegrías y problemas. La décima se convirtió en un excelente medio de comunicación con diferentes escenarios. Los pueblos mismos con sus situaciones y diversidades utilizaron para hacer florecer las bromas, noticias, problemas, angustias y todo ese mundo de cosas que suelen verse en la vida de los pueblos.
En Margarita y todo el oriente, los velorios de cruz fueron y son espacios que se llenan de décimas . El galerón es una gran vertiente con un gran torrente, que produce improvisadores. El galerón es un ritmo muy popular que se viste con la décima. Nada más popular que un galerón donde se cantan décimas. Otra razón, para pensar y tener presente, que la décima es esencialmente popular. Nada más popular que José Ramón Villarroel, Chelias, Hernán Malaver, el ciego listo y otros grandes margariteños que llenaron de galerón y canto al oriente del país.
Efraín Subero en su obra “La décima popular en Venezuela” aborda el largo y denso camino que este género ha tenido en su desarrollo. Es muy difícil no tener en el centro de ese proceso lo popular. En este desarrollo aparece Vicente Espinel, pero el pueblo se apropia de su creatividad y le agrega valor. Dice Subero, que este fenómeno llega a la América y aquí alza su vuelo. No hay duda, que este alzar el vuelo, precisa de un pueblo que la tomó para sí y la convirtió en valioso instrumento de comunicación.
Esta décima que sigue, está recogida en la obra de Subero como una décima popular y está recogida como una creación de comienzos del siglo XX. Dice así:
La décima sabe a miel,
a café, tabaco y caña,
desde que vino de España
con la firme de Espinel.
De este antillano vergel
La cautivó el arroyuelo,
La fecundidad del suelo,
Del campo y la exuberancia,
De las flores la fragancia,
Y el color azul del cielo.
Esta décima es producto de una recopilación y tiene, según Efraín Subero, el aliño de lo popular y puede decirse que es una décima perfecta en cuanto a métrica y rima. Nada que objetar del mensaje. Su rima es consonante, es de pueblo y Efraín Subero la califica de popular. Luego puede decirse (sin concluir), que la décima popular es una décima bien hecha. Por supuesto, pueden leerse décimas mal hechas, pero los errores o fallas con la rima y la métrica no debe cargársele (solo) a las populares. El error no cabe solo en lo popular.
En ponencia elaboradas para un encuentro sobre la décima, Jose Joaquin Salazar y Beto Valderrama son muy precisos al determinar el papel que la décima ha tenido en el ámbito popular como medio para comunicar situaciones, emociones, alegrías y descontento. El pueblo ha sido una buena cazuela donde la décima en Venezuela y concretamente en Margarita se ha cocinado muy bien.
Efraín Subero tiene una parte de su libro dedicada a revisar lo popular en el campo de la creación y más particularmente de la décima. Subero en este paseo no fija un muro entre la poesía culta y la poesía popular. Él más bien construye una canal de acercamiento y no un muro entre ambas expresiones. Lo folclórico dice Francisco Vera Izquierdo (citado por Subero) no está limitado a “lo que produce únicamente el pueblo analfabeto. De hecho, muchas letras y melodías han sido producidas por gente culta y pasan al bajo pueblo, que las asimila y hace propias porque están escritas en su lengua y concebidas con sus sentimientos”
En este proceso de encuentro entre lo popular y lo culto, Andrés Eloy Blanco es un lugar importante. El poeta cumanés supo navegar perfectamente con los dos recursos y al hacerlo, méritos le estaba dando a la poesía popular. Andrés Eloy Blanco, según la visión de Efraín Subero, “sigue el rumbo del pueblo en la temática y en el lenguaje y en las estrofas. La consustanciación es tan íntima y sólida que su poesía acusa las mismas peculiaridades estilísticas de la poesía popular.
II) Balbino Brito Quijada y la décima popular
¿Hay algún personaje más popular que Balbino Brito Quijada? Veamos estas décimas:
Ayer Juan Lista cumplí
Diez meses de sufrimiento
De inquietudes y tormentos
Que están pasando por mí
Tu no dudas que es así
Porque tu conciencia pura
Le das creencias seguras
A un padecer tan horrible
Y en este caso terrible
Clamo al Dios de las alturas
2
Cuantas veces me apercibo
De los deleites del mundo
Me impaciento, me confundo
Y ningún placer recibo
Porque comprendiendo voy
Que el infortunio hasta hoy
En mi progresa y aumenta
Y vengo dándome cuenta
Lo desdichado que soy
3
¡Oh! Divina providencia
Tú que poderosas eres
Por que cruelmente me hieres
Sin tener de mí dolencia
Yo que de firme creencia
Muy buenas pruebas te doy
Tan cruelmente castigado
Triste, disolucionado
Pasando la vida voy.
4
Si el hombre pierde la vista
Ya porque Dios lo disponga
Es inútil que se oponga
Reniegue ni se resista
Pero mi amigo Juan Lista
Es una pena muy dura
Es un valle de amargura
Pero ya como hacemos
Esta vida pasaremos
De tristeza y de ternura.
No hay en esto certeza, pero es muy probable que Balbino Brito Quijada no haya alcanzado un nivel primario de educación. Fue un conuquero que vivía un poco de cultivar y vender cebollín y llevar a Carúpano artesanía de cuero para venderla allá. Salvo uno detalles que tienen que ver con la sinalefa, que supongo que para ese momento no se ventilaba o no era muy usaba para trabajar la métrica de los versos, podemos apreciar la calidad de estas décimas que es parte de un intercambio que sostuvo con el ciego (Juan) lista.
Balbino Brito Quijada fue uno de nuestros mejores soldados culturales. Un imponente galeronista y consagrado decimista. En el momento de Balbino Brito Quijada, Vicente Espinel no era (tal vez) un señor muy estudiado o un recurso muy lejano y esta perfección de la décima popular ha estado sujeta a la tradición oral y las relaciones que se daban entre cultores.
Esta décima, que seguidamente transcribo, fue un hecho que sucedió en El Cercado y de este suceso real, se hizo una reseña en décima contada por la protagonista principal, la Sra. Engracia (Gocha). La décima cuenta(*) que Pedro José (Poché) le pidió a Engracia (Gocha) hacer el amor, que en otros tiempos esto de pedir hacer el amor, se hacía de otra manera y con otras palabras. Ella le respondió en estos términos a Poché:
Gocha le dijo a Poché,
yo no te lo voy a dar
por'ai tendrás que buscar
a otra que te lo de.
Aunque mi amado se fue
yo me mantengo discreta;
conmigo usted no se meta
y si tienes mucho apuro
te "jalas" a un monte oscuro
y te haces la guayaqueta.
Esta décima posiblemente tenga dos versos cortos, que puede tenerlo cualquier décima y de esos hemos visto muchas. Sin embargo, es un hecho bien contado y con una muy buena rima. Destaco en ella las palabras y tal vez la décima popular, lo es porque hace referencia a una situación (contexto de pueblo y con palabras de pueblo) pero no porque su rima sea asonante o una métrica pésima. La décima popular también puede ser espinela y eso no le quita lo popular.
Pueden leer esta otra décima recogida por el maestro Beto Valderrama en el su libro la décima de mis cantares y en ella podemos ver, aun observándole dos versos cortos, su gran sentido y claridad. Ella es una décima popular, pero no por estos dos versos o errores. Es popular, según creo, porque esta décima sabe a pueblo y es la manera como los pueblos expresan sus sentimientos con gracias y mucho sentido.
Si vas a seguir así
vas a recoger tus trapos
con toditos tus harapos
y te vas a ir de aquí.
Tú sabes bien que nací
a orillas del mar salado
y tú llegaste a mi lado,
enamorándome a juro.
Si quieres que te duro
déjame comer pescado.
Texto y Recopilación: Evaristo Marcano Marín
Referencias:
Noriega Rodríguez Adalys María La formación del galerón en la isla de Margarita, ayer y hoy 2005, universidad de oriente
Novo, María Teresa y Rafael Salazar 1998 La décima Hispánica y el repentismo musical caribeño, Universidad de Oriente
Subero, Efraín La décima Popular en Venezuela. edición UCAB/FONDENE, 1997. Monte Ávila Editores
Trapero Maximiano (1992) La décima popular en la tradición Hispánica, Las Palmas de la Gran Canaria
Valderrama Patiño, Alberto. La décima de mis cantares. Edición digitalizada por Frank Tabasca.
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