Fucho Suárez más allá del Contrapunto

Fucho Suárez más allá del Contrapunto

Al referirnos a Rafael “Fucho” Suárez, generalmente lo asociamos con su magnífica y original obra conocida a través de ese vehículo maravilloso de voces perfectamente balanceadas y precisas que fue el “Quinteto Contrapunto” pero, tal vez, se nos escape visualizar que su obra y su figura trascienden ese ámbito de diversas maneras.

Mi relato está escrito en primera persona, porque creo que mi experiencia personal con respecto a “Contrapunto” y a Fucho Suárez refleja este escenario.

En casa, desde que tengo uso de razón, de escuchaba a “Contrapunto”, sobre todo en los viajes por carretera. Pero fue hacia 1983, durante mi adolescencia, que comencé a tomar conciencia de la importancia y transcendencia de esta agrupación y de la obra de Fucho Suárez.

Recuerdo que recién había comenzado como integrante de la Coral “VICSON”, coral perteneciente a la empresa en la que laboraba mi padre, y primera coral de adultos a la que pertenecía, cuando incluimos en nuestro repertorio “La Guachafita”. Pensando en cómo facilitarme ensayar mi voz, recordé que en casa teníamos un disco de un grupo llamado “Quinteto Contrapunto” que contenía esa pieza. Para ese entonces, yo no había asociado el arreglo que debía ensayar con el de esta agrupación y, al comenzar a escucharla y a cantar la voz que me correspondía, descubrí que se trataba del mismo arreglo. ¡Que descubrimiento! En ese momento, comencé a averiguar todo lo que podía sobre la historia de la agrupación, de sus integrantes, y de su director y arreglista. Para ese entonces, yo no había escuchado otro disco de la agrupación. Esto sería por allá por 1983, mucho antes de que existiera la internet tal como la conocemos hoy, por lo que encontrar información era mucho más difícil. Lo primero fue averiguar si existían otros discos, y comenzar a buscarlos. Comenzando con el volumen 2, que era el que teníamos en casa, logré ubicar -a través de una profesora del licen en el que estudiaba- el volumen 4 el cual ella me prestó para grabarlo en cassette. Luego, logré conseguir los volúmenes 1 y 3, y finalmente, el volumen 5. Completando así la colección de los discos grabados por la agrupación. A la par de esto, iba descubriendo nuevos arreglos y, fastidiando a los directores corales que conocía hasta el cansancio, fui recopilando las partituras de los mismos, muchas veces comparando las grabaciones con lo escrito y descubriendo diferencias en ellas.

Para ese entonces, tener arreglos de Rafael Suárez era muy difícil. No había publicaciones oficiales, y circulaban muchas transcripciones y copias por allí, algunas incluso con marcadas diferencias con las grabaciones.

Y, ¿a qué viene todo esto? Este cuento narra cómo se inició mi interés por la música folklórica y popular venezolana interpretada en coro. Mi interés por aprender e interpretar arreglos de mayor complejidad y, sobre todo, despertó en mi la necesidad de comenzar a arreglar para coro.

Hoy, 41 años después de este descubrimiento, puedo decir que, y con una inmodestia muy grande, que la escuela en la que aprendí cómo arreglar nuestra música con buen gusto, fueron los arreglos de Fucho Suárez y que él podría ser, indirectamente, uno de mis primeros maestros -quizás no en persona, ya que él nos dejó cuando yo ni siquiera cumplía un año aún- pero si a través de sus manuscritos y su ejemplo.

Fucho Suárez no solo creó un antes y un después en la manera de arreglar la música venezolana y latinoamericana. Su innovación no sólo se debe a la aplicación de la técnica y recursos musicales académicos a esta música, sino que va mucho más allá: Nos muestra que cada género y estilo deben respetarse y que la esencia de cada una de las piezas debe mantenerse, aun cuando se hayan vestido de gala a través de los más estrictos recursos técnicos de la academia musical.

Un claro ejemplo de esta conciencia que Fucho tenía por lo auténtico es la inclusión, en prácticamente todos los discos de “Contrapunto” de una diversión margariteña. Música que llevaba dentro de sí, proveniente de sus raíces más profundas. En esos arreglos podemos escuchar, dentro de esas 5 voces hilvanadas, que la más profunda esencia del género musical se mantiene inmaculada. Lo mismo sucede con cada uno de los otros arreglos de Fucho. Cada uno de ellos respeta y enaltece la autenticidad del género musical que representa.

Así como Fucho Suárez fue un factor determinante en mi decisión de continuar mis estudios musicales y dedicarme a arreglar -inicialmente- nuestra música venezolana para el formato coral, y luego pasando a otros niveles hasta llegar a la composición, otros grandes Maestros, como Efraín Arteaga, en algún momento han manifestado que Fucho Suárez fue uno de los principales motivos que lo llevó a continuar sus estudios de música y dedicarse, principalmente, al ámbito coral siendo sus arreglos y composiciones bien conocidas en Venezuela y el mundo.

Esa incesante búsqueda personal de información sobre “Contrapunto” también me llevó a conocer sobre otras agrupaciones que, una vez desaparecido el quinteto debido al fallecimiento de Fucho el 30 de Septiembre de 1971, se preocuparon por continuar esa labor.

Durante esa incesante búsqueda de información también pude conocer de otras agrupaciones que, en el tiempo, continuaron la labor iniciada por “Contrapunto”. De estos grupos hay uno que es descendiente directo de “Contrapunto”: El Quinteto “Cantaclaro”. El Maestro Federico Ruiz, en conjunto con la Maestra Modesta Bor y los Maestros Felipe Izcaray y Efraín Arteaga se encargaron de escribir un repertorio de arreglos que hacían honor al nivel de referencia que nos había dejado Fucho, reflejado en 6 magníficas grabaciones.

Siguiendo con el tema de la transcendencia de la obra de Fucho Suárez más allá de “Contrapunto”, podemos decir -con toda certeza- que prácticamente todo coro en Venezuela, desde los coros de aficionados hasta los de mayor nivel profesional, han interpretado en algún momento algún arreglo de Rafael Suárez. La obra de Fucho se mantiene presente dentro del movimiento coral venezolano como en su primer día.

Justo esta semana, en un concierto de homenaje al Orfeón Universitario de la UCV (por sus 80 años de su fundación) que se llevó a cabo en el Teatro de la Ópera de Maracay, Estado Aragua, pudimos escuchar al Orfeón Libertador interpretar el magnífico arreglo de “Quirpa Llanera” escrito por Rafael Suárez.

Tal como quedó en evidencia en el homenaje que los núcleos de “El Sistema” realizara con ocasión de los 50 años de la fundación del “Quinteto Contrapunto”, la obra de Fucho Suárez es parte obligada del repertorio de todos los coros del país, y ha sido interpretada por las mejores agrupaciones y en los más altos escenarios del país y del mundo.

Ese es el legado de Rafael “Fucho” Suárez, persona de carácter muy humilde y generoso, que trascendió más allá de su ámbito original hasta llegar al mundo.

Tal como lo retrató el insigne Maestro Ibrahim Bracho en su pieza “Compaíto”: “Desde entonces los punderos / andan recorriendo al mundo / con su piragua de sueños / a bordo de “Contrapunto”

Texto: Oswaldo Aquique R. / Septiembre 2024

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