En su primer día en la Universidad, Chelía se sintió muy incómodo al verse en el salón. Observó un rato y mentalmente pudo sumar y supo que más de la mitad del grupo estaba integrado por bonitas jovencitas. Todas muy lindas y al sentir y ver tanta belleza reunidas en lo que sería su nuevo salón de clase, se paró en seco.
Chelía, como pudo salió y comenzó a recorrer el largo pasillo, con intenciones de regresarse a su casa y dejar lo que debía comenzar ese día. Mientras caminaba hacia la salida, se acordó de su experiencia en cuarto años y quinto año. En cuarto se entregó totalmente a María y la amó más allá de donde alguien puede amar. No resultó y esa experiencia lo llevó a que de un solo jalón perdiera su condición de excelente estudiante, que finalmente recuperó.
En quinto año, se tropezó con el monumento de belleza de Maglenis y con ella, tuvo un alocado romance que se deshizo en muy poco tiempo y Chelia volvió a caer en su rendimiento académico. Desde allí; Chelia comenzó a sentir filofobia. Se metió profundamente en sus clases y en su estudio y violentamente paso a tomar la posición de mejor estudiante de quinto años.
Caminaba hacia la salida por el miedo que guardaba y que se le despertó al ver el salón lleno de lindas jovencitas. Cuando están ya en la salido de la universidad, se detuvo y se dijo: Vale la pena sufrir por una mujer, pero vale la penda cargar con filofobia.
Texto: Evaristo Marcano Marín
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