La Alcancía de las Palabras y sus Coroticos: Frontispicio

Muy de madrugada, me asomé a la habitación donde aún creía que dormía el amigo Güicho. Entré muy en silencio con la idea de asegurarme que había desistido del viaje. Ya no estaba, pero antes de irse, dejó todo ordenado.

En una mesita que colocó al lado de la cama, se veía un poco suelta, el frontispicio del libro de «mensaje sin destino«. Dos días antes de la partida a su segundo terruño, estuvimos revisando la actualidad de este importante esfuerzo intelectual, que precisa de un pueblo, que ha venido siendo como una casa mal construida sin unas adecuadas bases culturales y aunque parezca mentira, sin unas bases históricas y políticas sólidas. Las montoneras del siglo XIX y principio del XX se nos metieron en el alma y hoy son de otro tipo, pero montoneras al fin.

Tomé el frontispicio y lo coloqué en su lugar. Pensé en nuestra gran casa Venezuela y me imaginé también, su frontispicio en muy malas condiciones. En este caso, el deterioro de su frontispicio tiene que ver con un manoseo perverso.

Texto: Evaristo Marcano Marín

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