Desde tiempos inmemoriales el Miércoles Santo es el día de mayor relevancia en las conmemoraciones cristianas para evocar la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Es un legado de la presencia del coloniaje español en estas tierras. Tres manifestaciones , en cuatro imágenes, traducen la fe y el cultivo de valores espirituales indeblemente tatuados en el imaginario colectivo: Los Nazarenos de San Pablo ( Basílica de Santa Teresa, Caracas); la imagen de Jesús Nazareno venerada en Achaguas, ( estado Apure ) y el Nazareno de La Asunción ( Isla de Margarita ) con sus dos vertientes: El colonial, celosamente custodiado por la familia Espinoza Prieto y el eternamente » nuevo» , el cual esta noche procesiona por las sinuosas calles de la capital neoespartana.
El de San Pablo fue hermosamente cantado por el gran poeta nacional Andrés Eloy Blanco, en su exquisito poema «El limonero del Señor ; el llanero, es una promesa del «Centauro » General José Antonio Páez, tras el logro de la Independencia de Venezuela. Este es el único que continúa acompañado por su Cirineo.
El » viejo «, como cariñosamente lo llaman los isleños, es el único en llevar la Cruz del lado izquierdo.
Acá se rompió el viejo adagio: » cuando hay santos nuevos, «los viejos no hacen milagros «. No compiten, se reparten el cariño y la devoción popular.
Texto: Leopoldo Espinoza Prieto / Cronista Oficial de La Asunción
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