Duele tu ausencia, duele tu partida maestro y amigo Lubert Pulval, que la fuerza de tu fe y tu creencia nos ayuden a mitigar la tristeza y refugiarnos en cada una de tus creaciones, tu nobleza y tu sonrisa, gracias por tanto.
Décima Espinela
I
Voz sublime que en el canto.
Inmortalizó su huella.
Dibujando en cada estrella.
Ensueño, magia y encanto.
Las mañanas entre tanto.
Cuando se levante el día.
Traerán la melodía.
Esa que fue fiel testigo.
Del gran hombre, gran amigo.
De alma noble y alegría.
II
Sus manos siempre estarán.
Como caricia del viento.
Tocando cada instrumento.
En ellos se sentirán.
Los acordes brotarán.
Como perfume de flor.
Y en un concierto en su honor.
Las gaviotas a montones.
Entonarán las canciones.
De su poeta de amor.
III
La más grande sinfonía.
Creó desde la enseñanza.
Su bandera la esperanza.
Su ancla la poesía.
Bañado en policromía.
El pentagrama insular.
Hoy más allá de llorar.
Se refugia en la belleza.
De la obra y la grandeza.
Que él ha podido dejar.
IV
En cada hombre y mujer.
Su historia será razón.
De fe y de motivación.
Entrega, fuerza y querer.
Él nos ha enseñado a ver.
Más allá de lo aparente.
Guerrero humilde, paciente.
Siempre fiel a su creencia.
Que hoy descansa en la presencia.
Del Dios Padre Omnipotente.
Texto y Décima: Carlos A. Quijada F. (El Gorrión)
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