“La lectura implica una transacción entre el lector y el texto, las características del lector son tan importantes para la lectura como las características del texto”. L. Rossenblatt
La lectura es una de las actividades de mayor importancia en el desarrollo integral del ser humano. Lamentablemente hoy se observa tanto en discentes como en docentes una animadversión hacia el proceso de lectura, generada, quizás, por las erradas estrategias utilizadas otrora por algunos educadores al momento de iniciar en la lectura a los docentes que hoy tienen la responsabilidad de enseñar; quienes siendo pocos creativos, repiten las mismas estrategias a sus alumnos, obteniendo de éstos, por supuesto, resultados adversos. Algunas de estas estrategias son: asignar lecturas desvinculadas totalmente con el entorno sociocultural de los estudiantes, y relacionadas únicamente con temas de estudio, o con los contenidos programáticos de un determinado objetivo; tomar la lectura sólo como un ejercicio de pronunciación o dicción o, peor aún, como el instrumento perfecto para castigar las “travesuras” de los alumnos, como ocurre frecuentemente con la escritura.
Para entender el justo valor del proceso de lectura, primero se debe tener en cuenta que la acción de leer, cuando se realiza de manera consciente y comprensiva, representa un proceso cognoscitivo complejo, donde intervienen varios factores tales como la memoria, a través de la cual decodificamos (desciframos) el mensaje; una competencia lingüística amplia (conocimiento de la lengua o léxico) que permita una decodificación (lectura) eficaz y efectiva; unos conocimientos o analizadores gramaticales fundamentales para poder enfrentar y entender el andamiaje sintáctico del texto, es decir, la manera cómo están construidas y cohesionadas las oraciones; y una información previa que favorezca el proceso, y permita hacer inferencias del tema. Además, cuando la lectura es totalmente desconocida por el lector, se debe procurar que el material seleccionado sea de interés. Una lectura que considere estos aspectos va más allá de una acción mecánica, y entre sus beneficios destacan: Nos hace más críticos, inteligentes y reflexivos; incrementa nuestra competencia lingüística, haciéndonos más comunicativos; y nos ayuda a mejorar la redacción y la ortografía. En definitiva, la lectura constituye la herramienta fundamental para aprender, informarnos, comunicarnos y recrearnos.
Texto: M.Sc. Celis Rodríguez Serrano / @CelisRodrguez
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