En la calle Libertad de Porlamar, haciendo esquina con la Zamora frente a la casa del señor Modesto Gómez, tenían un taller mecánico los hermanos Calderín. Allí trabajaban Juan, Cheito, Arsenio, Carlos, cariñosamente le decían “El Negro” y Luis Miguel a quien llamaban “Chama”. Era un hombre muy callado, le gustaba echarse sus traguitos pero sin caer en esas borracheras que la gente rechazaba; siempre estaba tranquilo y conversaba con todo el que se le acercaba. Tenía un leve “tartamudeo” al pronunciar palabras: …”Y el ne-negrín go-go-goza u- u- una bo- bola y- y pa- parte de- de la o- otra. Ah?, Su ocupación en el taller era de mecánica ligera y… ¡a domicilio! “Chama- le decía alguien- el carro se me apagó cerca de la Plaza Bolívar”… ¡Vamos pa’allá- respondía él, al tiempo que tomaba unas herramientas, las colocaba en un bolsillo de su pantalón de Kakl marca Ruxton (de contrabando) y se iba con el dueño del carro. Calibraba bujías, lijaba platino, limpiaba el condensador y al momento, el carro como una pepa; “A- ahí lo- lo tie- tienes” expresaba satisfecho. ¿Cuánto es Chama? Le preguntaban. ¡Lo –lo- que- que tu qui- quieras chico! Decía conforme y ¡listo!
Una vez, cerca del taller estaba un hombre ayudando a cambiar los cauchos de un carro para lo cual usaba troncos de yaque, piedras y otros objetos como “cuñas” para hacer el cambio pues el único “gato” que tenía, no ayudaba mucho. Sentado en el suelo de la calzada un poco alejado del sitio, Chama observaba la maniobra; él no conocía al hombre que estaba haciendo el trabajo y se sentía un poco incómodo porque no lo solicitaron para hacerlo. El hombre sudaba y se le notaba cansado. “E-e-ese no –no sa- sabe lo- lo que- que es- está ha- ha- ciendo”- se decía Chama a sí mismo” y el hombre colocando mas cuñas al carro para cambiar los cauchos. Para ese entonces Radio Nueva Esparta era la única emisora que existía en la Isla y Chama era un fiel oyente de la misma. En ese momento se le acerca Ramón Subero quien tenía una bodega cerca de ese sector… ¿Qué hubo Chamariapa? Así le decía Ramón a él. ¿Cómo está la brega? Y responde Chama con su manera de hablar: “a- a- aquí Moncho: vi-vi-vien-do a – a este- lo- lo- loco cam- cambian-do el-el- ca- caucho- Que- que- tie- tiene más cu- cu- cuñas que- que ra- radio nue- Nueva Esparta. ¿No-no di-digo yo?
En una oportunidad alguien escribió en un periódico local- se dice que en El Margariteño– una reseña sobre Chama; este estaba sentado cerca de la casa de Modesto Gómez con el periódico en la mano; pasa una persona y le pregunta: ¿Chama, y qué haces con el periódico si tú no sabes leer ni escribir? Y responde Chama: Que- que Chama no- no sa- sabe le- leer pe-pe-pero tie- tie- tiene quien le- le- es- escri- ba…
El 1258 complace peticiones…
Pedro Brito Gamboa.
Tomado del libro: “Ocurrencias de mi gente” de Carlos Mujica “Marunga“
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