Los Carnavales de nuestra niñez en Tacarigua

Eran otros tiempos. Época de una niñez, sana, sin mucha diversión, pero con mucha creatividad para poderse divertir, ahí se construía, a diferencia de ahora, que el niño destruye el juguete ya hecho. Pero eso es otra cosa y no es el motivo de esta crónica.

Mejor me voy de historia y retrocedo la película del pasado para verme en las calles de mi pueblo de Tacarigua, junto a otros amiguitos y compañeritos, esperando las carrozas o lo carros tirando “pichas”(caramelos) para disputarnos aquellas delicias envueltas en papeles de colores. Había mucho que corrían hasta el Portachuelo y luego regresaban al cementerio, detrás de aquellas reinas y reyes y hadas montadas sobre la plataforma de un camión o una camioneta o de un carro, convertidos en cualquier forma, para ir paseando las soberanas del carnaval por los pueblos hasta llegar a Porlamar y ahí hacer una gran concentración, nos suponíamos, porque cómo o quién nos llevaba a nosotros hasta la ciudad marinera para ver aquello.

En esas festividades carnestolendas, muchos se jactaban de su habilidad para atrapar los caramelos y al final de la jornada, contaban y se erigían como campeones porque habían recogidos más golosinas que los otros. Ah, tiempos aquellos, que se van y no vuelven, y si vuelven no se parecerán a los primeros.

De aquellos tiempos de carnavales me vienen los vagos recuerdos de cuando se dividió el pueblo en dos mitades, porque la reina del sector Los Andes ganó la elección y el grupo que apoyaba a la otra candidata, se opuso y no aceptaron el veredicto del jurado y ahí el pueblo tuvo dos reinas de carnavales para el disfrute de aquella niñez que esa vez recogió y comió más “picha” que nunca.

Afortunadamente con el tiempo y como los carnavales iba perdiendo lucidez en los pueblos y sobre todo en Tacarigua, estas divisiones fueron desapareciendo y ahora sólo quedan los recuerdos de aquella rencilla.

Pero volvamos a la realidad y recojamos la película del pasado y nos encontramos que de aquellas fiestas carnestolendas no quedan ni rastros en los pueblos, sin embargo como la isla se ha convertido en un polo turístico de gran importancia, se organizan eventos con carrozas, desfiles y disfraces para diversión de residentes y visitantes, tales como Los de Las Barrancas, Santa María, Juangriego, Antolín del Campo, Porlamar, entre otros.

Pero con toda la creatividad y las maravillas que estas fiestas carnavalescas, puedan presentar, jamás tendrán la magia de aquellos que disfrutamos sanamente en nuestra niñez.

Redacción: Emigdio Malaver G. (emalaverg@gmail.com)

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