Hace unos días, en el portal Web Museo Virtual El Maco (y con una foto muy particular) abrimos una reflexión sobre el sentido materno que tiene la naturaleza. Ella prácticamente nos ofrece vida y a cada momento nos da lecciones que nos habla de su humanidad. Tal vez, el hombre le robó está conducción a la naturaleza.
Las sociedades desde que el mundo es mundo, caminan bajo la lógica de los intereses. Son estos lo que le colocan los puntos sobre las íes a todo. Esto no estaría mal, si mi interés y el interés de todo un pueblo se viera, se sintiera y se correspondiera.
En la naturaleza esto no es muy frecuente, aunque exista el «guatepajarito«(*) y las orquídeas. La solidaridad y darse «una mano» es una condición natural.
El micelio es una expresión (fenómeno) natural de esta «solidaridad» y hermandad. El micelio es un sistema de comunicación entre árboles donde el árbol débil es el centro de atención. El micelio es una especie de hongo, que uno de niño llamó planta de muertos y que produce una efectiva comunicación bajo tierra, con la finalidad de procurarles los nutrientes a los débiles. Por ejemplo, cuando se tala una parte o parcela de un bosque, rápidamente se produce una especie de ayuda y toda esa ayuda se concentra en los troncos que son posibles salvar.
Texto: Evaristo Marcano Marín
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