“Niños de Las Brisas” historia basada en miembros de El Sistema

“Niños de Las Brisas” historia basada en miembros de El Sistema

Durante 40 años, El Sistema fue una placa reluciente. Un programa que premiaba la perseverancia de los niños y jóvenes, enseñándoles que, si realmente se lo proponían, podían perseguir con éxito una carrera musical. El sueño de ser el próximo Gustavo Dudamel es un sueño aspiracional de niños y adultos de los entornos socioeconómicos más humildes, que han depositado en la música una esperanza real de progreso.

Pero la realidad es distinta y aplastante. Del millón de niños que conforman las filas de El Sistema, las probabilidades de que al menos un centenar de ellos logre sostenerse en el país únicamente con un sueldo de orquesta son realmente bajas. Con el éxodo de músicos, maestros y el cierre de núcleos en el país, El Sistema se contrae silenciosamente ante la mirada de todos.

El Sistema es el punto de partida de Mariela Maldonado en el documental Niños de Las Brisas, disponible para su alquiler en la página web oficial de la película. Al mejor estilo de Boyhood, Maldonado siguió durante una década a Dissandra, Edixon y Wuilly, tres adolescentes de Las Brisas, uno de las comunidades más violentas de Valencia, estado Carabobo, y registra la lucha de estos niños y de sus familias por perseguir un sueño que se aleja entre los vaivenes políticos de 2012 y 2022.

Niños de Las Brisas se explaya durante hora y media para contar una historia de amor y superación, de familias matriarcales donde los padres tienen poca o ninguna participación. Es un testimonio de todo lo que representa El Sistema en el imaginario venezolano, pero también registra una transformación política que dejó a un lado el bienestar de sus músicos.

Es un tríptico esperanzador que comienza con tres niños persiguiendo un sueño que casi pueden tocar, abrazar, saborear, pero que se aleja a medida que la economía colapsa, y la música ya no es suficiente para ahogar los ruidos de un estómago sin alimento.

A medida que Dissandra, Edixon y Wuilly van creciendo, se impone una realidad aplastante: el sueño que persiguen no paga las cuentas. Y, en un esfuerzo por mantener la economía familiar, deciden guardar sus instrumentos. Digo “guardarlos” y no “olvidarlos” porque un músico nunca deja de serlo, y el corazón que una vez tocó la música clásica está destinado a vibrar al compás de sus notas durante toda la vida.

Y es que Maldonado, aunque cuenta una historia hiper local, termina abordando uno de los grandes elefantes rosados de nuestra condición humana: el dolor insoportable de llegar a la conclusión de que nuestros sueños, grandes o pequeños, son inalcanzables. Más aún cuando hay todo un orden de cosas que conspira día a día para alejarlos.

Niños de Las Brisas también nos habla de la devaluación del que fuera uno de los grandes logros de la democracia venezolana, que obtuvo el Récord Guinness para la orquesta más grande del mundo en 2021. Un reconocimiento obtenido, hay que decirlo, en medio de una ola de denuncias de padres y representantes, que se quejaron del alimento que recibieron sus niños durante la preparación para el evento.

En la página web www.childrenoflasbrisas.com, hay un llamado a donar para ayudar a Dissandra, Wuilly y Edixon, quienes aún persiguen su sueño mientras navegan la compleja crisis venezolana y mantienen a sus familiares. Es el noble gesto de un documental que nos presenta a tres jóvenes maravillosos para enseñarnos cómo ayudarlos.

Texto: Catherine Medina Marys / El Universal

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