A Rafael Tobías Mendoza lo bautizaron el Águila Negra por su afición a las películas mejicanas y a las canciones de la tierra azteca, pues era capaz de memorizar las canciones de Antonio Aguilar, Miguel Aceves Mejías y Luís Aguilar que eran sus cantantes preferidos, pero que en general la música de los charros le encantaba. Esa afición por la música y el cine mejicano lo lleva por siempre Rafael Tobías en el alma tatuado por algún acto mágico de la vida. No solo las tararea, sino que las canta a todo pulmón para probar no solo su capacidad vocal, sino su memoria de elefante que le permite al hijo de Antonio Mendoza y Cleotilde Rosas recordar con facilidad cualquier canción mejicana.
A Tobías desde muchacho le gustó jugar beisbol y en las caimaneras que se realizaban en Los Robles siempre fue nombre puesto por su capacidad ofensiva a la hora de empuñar el barquillo. Pero su otra pasión es los gallos de pelea que cría, cuida y entrena con la pasión del careador que se identifica con el ejemplar que prepara.
A Rafael Tobías le vino esa afición por los gallos por su padre Antonio Mendoza y por su tío Rafael Mendoza que tuvieron galleras importantes en Los Robles y usaron esos espacios para integrar a la comunidad en el juego de gallos. Y es que el juego de gallos ha marcado hito por centurias en la tradición pilarense.
En el entrenamiento Tobías es un campeón que mueve los brazos y las piernas con la velocidad de un campeón de las cuerdas y llama poderosamente la atención ese estilo de gladiador de las causas más nobles.
Ver al Águila Negra realizando una operación a sus gallos para sacarle un maíz atravesado o cambiándole los picos o tuseando los gallos con su habilidad de peluquero gallístico para convertirlo en gladiadores combate es un verdadero espectáculo digno de los mejores galleros de Sudamérica. Y es que ese oficio de gallero lo lleva bien sembrado en el alma el hijo de Antonio Mendoza.
En la planificación de la alimentación es un as el Águila que sabe que alimentos deben consumir los gallos en los días previos al combate y en cada día de entrenamiento.
Llama poderosamente la atención la vestimenta del Águila Negra que con su camisa negra con la imagen de un gallo y el nombre del Águila Negra marcado en su espalda, lo que lo lleva a cumplir su ritual al saltar al ruedo gallístico con el grito “Aquí llegó el Águila Negra” lo que le permite intimidar a los apostadores y a los seguidores del gallo contrario.
A grandes faenas ha asistido Tobías Mendoza desde Guárico, Maturín, La Guaira, Tucupita, y a Los Llanos venezolanos y se ha ganado muchos premios en contiendas interesantes que le ha permitido ganar grandes espacios en el escenario gallístico continental.
Desde cuidador de los gallos de la cuadra de Morel hasta criar gallos de pelea que vende a precios importantes ha venido Rafael Tobías mostrando su potencial a la hora de armare los gallos para las peleas por su habilidad heredada de sus familiares galleros donde Efrén su hermano y Chu Parrilla el menor de la familia han seguido la tradición que le permite a los Mendoza seguir cultivando la tradición que esta familia roblera tiene por el juego de gallos.
Muchos premios se ha ganado Rafael Tobías Mendoza y con sus animales ha batido récord que le han permitido ganar toros, chivo, ovejos y grandes premios en metálicos y trofeos que hacen de éste legendario Águila Negra en una verdadera leyenda del pico y las espuelas.
Conversar con el Águila Negra es escuchar anécdotas y cuentos infinitos que te hacen pensar que estás ante un gladiador de las galleras que ha permitido ganarse un prestigio en las galleras de Margarita y de toda Venezuela.
Por años ha vivido Tobías Mendoza en ese mundo del juego de gallos y en sus predios de la casa de Julia Guerra su tía tiene su campo de concentración donde prepara a los gladiadores que van al combate a jugarse el todo y a probar la calidad de su herencia ancestral.
Los saltos del Águila Negra se continuarán escuchando por siempre en las galleras margariteñas cómo un reto al combate y a la sobrevivencia, pues ese juego milenario seguirá vivo por siempre en estos pueblos sudamericanos.
La tradición continúa y aún cuando la crisis acorrala y saca de carrera a muchos galleros el Águila Negra sigue de pie aguantando los embates de la crisis y las calamidades económicas y sociales que han borrado esa bonita tradición milenaria.
Por ahora el Águila Negra sigue el curso de la vida entre cantos de gallos y cultivo de frutas de su siembra particular y ha visto pasar por sus predios a políticos grandes y pequeños que respetan su liderazgo y reconocen la ascendencia que tienen el liderazgo del Águila Negra entre sus seguidores.
Recopilación: Manuel Ávila (Cronista de Nueva Esparta)
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