Teresa de la Parra vivió adelantada a su época

El 5 de octubre se celebra el natalicio de la escritora.

“En la obra literaria de Teresa de la Parra nos percatamos de que existe en la escritora un deseo imperioso de definir y afirmar su identidad personal y la identidad nacional del país al que pertenece, desde el mestizaje, la interculturación y la multiculturalidad. Con sutileza y tacto, refleja en su ficción literaria el drama de la criollización de la sociedad venezolana semicolonial de finales del siglo XIX, del país minoritario que detenta el poder y que no asume su mestizaje étnico-racial”.

Así define Teresa Sosa, en el blog palabrademujer.wordpress.com, desde su punto de vista, la obra de una de las escritoras venezolanas más reconocidas.

Hija de venezolanos residenciados en París, nació el 5 de octubre de 1889 como Ana Teresa Parra Sanojo. Cuando cumplió los dos años de edad, fue traída por sus padres al país y se residencia en El Tazón, la hacienda familiar.

Su padre murió cuando ella tenía ocho años, lo que impulsó a su madre a llevarla de vuelta a España, donde tanto ella como sus cinco hermanos comenzaron a estudiar.

Fue en ese período cuando la niña Teresa conoció la obra de autores como Guy Maupassant o Catulle Mendès y comenzó a forjar su personalidad a favor de las letras. Para cuando la familia volvió a Venezuela, recibió la oportunidad de escribir en diarios de la época.

Una de las experiencias más importantes le tocó cuando se supo de la visita a Caracas del Infante Don Fernando de Baviera y Borbón, pues Teresa de la Parra fue escogida para contestar un mensaje de la Casa Real.

En 1924, luego de obtener el primer premio en un concurso de escritura organizado en París, publica su primer libro, Ifigenia (Diario de una señorita), con el seudónimo de Teresa de la Parra. Desde entonces ese sería su nombre con el que la conocerían. Esta obra está considerada como la primera novela romántica de la literatura venezolana.

“La doble subordinación de la mujer, en cuanto a sujeto y sujeto creador, le ha impedido ser reconocida como ‘autor’, dado el limitado espacio social al que ha sido confinada para (d)escribir con libertad todo aquello que podía trascender lo que la escritora inglesa Virginia Woolf llamó su cuarto propio”. Así considera Yurimia Boscán, en el portal letralia.com, que de ingrata fue tratada la escritora, aun cuando su otra novela, Memorias de Mamá Blanca, fue catalogada como una de las más importantes de Hispanoamérica.

Además de su actividad en la literatura, Teresa de la Parra también tuvo una importante participación en el movimiento feminista de su época.

Uno de sus cuestionamientos más importantes fue al papel sumiso de la mujer. Consideraba que debía trabajar, ser independiente y no esperar a casarse para que la mantuvieran.

Fue de las primeras en utilizar el humor y la ironía en sus textos. Algo inédito para lo formal que era la literatura venezolana en ese entonces.

Murió en París, Francia, el 23 de abril de 1936. En 1947, sus restos fueron trasladados al Cementerio General del Sur. En 1989, fueron trasladados al Panteón Nacional.

Redaccion: Carmela Longo
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