Un día como hoy, Jesús camino con la cruz hacia el Monte Gólgota para su crucifixión. Antes de este momento se dieron varios hechos.
Cuánto Judas va con la gente armada por Jesús; él no espera que Iscariote vaya a darle el beso para venderlo. Jesus camina hacia Judas. Jesus afronta la persecución.
Imaginémonos el gesto de Jesús en ese momento frente al beso de Judas. No pudo ser de rabia. Tuvo que ser un gesto de compresión.
Luego Jesús es llevado por diferentes instancias. Estuvo en la casa de Anás. Este Anás era suegro de Caifás (poco ha cambiado el mundo) y ambos acusaron a Jesús de estar organizando una rebelión contra Roma. Jesús es enviado a Caifas y ambos lo condenaron.
Pilatos fue la última instancia y no encontrando motivo para condenar a Jesús, decide oír al poder político y un pueblo que pide su crucifixión. Si leemos esto, es justo decir, que los pueblos a veces se empeñan en ponerse en su contra.
La mayoría de los apóstoles iban entendiendo tarde la pasión.
Décima
¡Sálvate!, el pueblo pedía
al Jesús crucificado.
Muy herido y maltratado
con su pasión él vivía.
Sintió de cerca a María
a su lado a Juan miró
y a su madre pidió
tenerlo en su corazón
darle su bendición.
Juan su pasión comprobó
Texto y Décima: Evaristo Marcano Marín
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