Con un emotivo mensaje de fe y devoción, el obispo de Margarita, Fernando Castro Aguayo, presidió la homilía de la Bajada de la Virgen del Valle, destacando el papel central de la Virgen María como madre espiritual y guía para todos los creyentes.
«Todos somos portadores de Cristo», afirmó el obispo ante una multitud de fieles, haciendo hincapié en que el bautismo nos convierte en hijos de Dios y hermanos de Jesús. En su homilía, Castro Aguayo recordó que, desde la cruz, el mismo Jesucristo nos entregó a su madre para que fuera la madre de todos los creyentes. «La madre de Dios es la mujer más excelsa y maravillosa que Dios ha creado«, expresó, describiendo su figura como un consuelo y una guía constante.
El obispo explicó que la venerada imagen de la Virgen del Valle es mucho más que una simple representación; es «un hilito de fe» que conecta a los devotos con el misterio de la madre de Dios y su unión con Cristo. Destacó que esta devoción está profundamente arraigada en el «ADN de los neoespartanos, los orientales y todos sus devotos», considerándola una bendición que fortalece la conexión con la fe.
Durante la ceremonia, el obispo también invitó a los fieles a abrir sus corazones a la gracia divina a través de los sacramentos, la confesión y el examen de conciencia. «Somos portadores de Cristo cuando nos abrimos a la gracia«, enfatizó, instando a todos a asemejarse cada vez más a Jesús.
Con un tono cercano, comparó el amor de la Virgen con el de una madre terrenal que no solo consuela y acompaña, sino que también, con sabiduría, permite que sus hijos enfrenten desafíos para crecer. «La madre de Dios es sabia y todo lo que hace es para nuestro bien, para que nos parezcamos más a su hijo«, concluyó.
Fotografía: Frank Arleo
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