Huellas y Presencias Insulares: Significado de la Bajada de la imagen de la Virgen del Valle

Sin duda alguna nuestra devoción por la Virgen del Valle, está adherida en lo más profundo del alma, ella representa para cada uno de nosotros un sentimiento de paz y de amor, todos bajo su manto protector emprendemos los caminos confiados en su timonel conducción.

Esperamos con alegría cada 1° de septiembre, la “bajada de la Virgen”, en ese sentimiento que parece estrechar más nuestros lazos entre ella y nosotros, es sentir su presencia, como uno más de nosotros.

La Virgen María en nuestra advocación de la Virgen del Valle es causa de alegría y testimonio por lo que significa su vida para los cristianos, y en ella vemos cada día que “Lo que María fue en su vida histórica para su Hijo y para las gentes de su tiempo, lo sigue siendo hoy para todos nosotros”.

Así del Concilio vaticano II, LG 62, extraemos: “una vez recibida en los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación. Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz”.

En sí misma, “la Bajada de la Virgen del Valle”, es en un acontecimiento en el que revivimos la historia y la vida de nuestro pueblo, una cita y una vida llenas de fe y tradición cristiana, llenas de costumbres y valores culturales, llenas de amor a lo nuestro y que indudablemente ha sido protagonista nuestra Virgencita del Valle con su amparo y protección, contribuyendo durante casi 500 años a configurar nuestra identidad.

En el dogma de la fe “la Asunción de la Virgen María, la Inmaculada Madre de Dios, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”, desde allí representamos en un suceso de fe profunda, que ha sido tradición desde tiempos inmemorables y se renueva cada 1° de septiembre, en la cercanía de tenerla para con gran fervor suplicarle en los momentos de dificultad y para darle gracias por los beneficios recibidos, y mirándola de cerca a sus ojos, desde el sentimiento todos esperamos la bajada de la sagrada imagen de nuestra Virgen del Valle desde su alto camerino al tallado trono sostenido por ángeles, que con amor le aguarda en la cercanía de sus hijos.

Es así que este solemne acto “Simboliza” la presencia y llegada cada septiembre de la Purísima que desciende de los cielos del lado de su hijo para recibir homenajes de los fervorosos corazones por su generosidad en el privilegio de favores, de milagros, de ayuda y protección, con el deseo de que todos nos adentremos en el legítimo espíritu de la significación de la Bajada de la Virgen del Valle y que al celebrarla se llenen nuestros corazones de esperanza y seguros estamos que ella corresponde “acrecentando nuestra alegría y aumentando nuestro gozo”.
Virgen del Valle: “Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte” Amén.

(Verni Salazar 1° IX 2020 HUELLAS Y PRESENCIAS INSULARES).

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