Una palabra es un organismo vivo que tiene una evolución. Está evolución de las palabras a veces trae una historia que arranca desde alguna lengua antigua y con el tiempo va sufriendo un proceso de incorporación a una determinada lengua.
Entre nosotros, quiero decir en la lengua española, muchas palabras vienen del latín y a estas palabras se les llama latinismo. Unas son objeto de transformaciones y otras no. Por ejemplo: Sine qua non (Indispensable) álbum, campus, currículum, superávit. Estás palabras permanecen intactas y son muy usadas.
Ejemplos: 1) «En este año, hubo un superávit». Está palabra «Superavit» viene de latin superávit, que significa «sobró».
Otros latinismos son objetos de modificaciones con el tiempo. Ejemplos: a priori, sui géneris, vox populi.
Ejemplos de estas palabras tenemos: postpositum, con el significado de pospuesto, rupturam rotura).
Las que no provienen de otras lenguas, se van haciendo con el uso que las personas o en las comunidades le van dando. Los diccionarios o las academias de las lenguas no «paren» o crean las palabras. Ellas existen muchos antes de ser reconocidas por un diccionario. La palabra «guacala» es de incorporación reciente a la RAE. Tal vez un español no la entienda tan perfectamente como la entendemos nosotros. «Vergatario» está reconocido por la RAE, sin embargo, ese reconocimiento, fija está palabra como de uso vulgar en venezuela.
La palabra «Mijo» como la entendemos en Margarita no está incluida en el diccionario de la RAE. Este no reconocimiento no prohíbe que yo pueda decir: «a mijóóó» «cuídate mijo», «cómo estás mijó» «Dios te lleve con bien mijó»
Algún día, está palabra podrá incorporarse a la RAE con este sentido.
Texto: Evaristo Marcano Marín
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