Donata, la que murió de amor

Donata, la que murió de amor

Era la tercera de sus hermanos, blanca, flaca, con los ojos encendidos color borra de café, pelo azabache, sinceridad absoluta, sonrisa que cautivaba a los que confiaban en ella; la llamaron Alberta Donata, con ese segundo nombre en honor al hermano de Rosa del Carmen, su mamá, quien murió en Los Caños de una lechina mal curada. Donata nació un 7 de agosto de 1919, en la misma casa donde nacieron sus 2 hijos varones; ella vino de Tierra Firme, donde fueron engendrados y dejaron el maruto enterrado en la Tacarigua de Héctor y Remigio. Era vehemente con su voz calmada y calmada con sus pensamientos vehementes; pura honestidad, pura sinceridad. Eran tiempos de pararse oscuro, de acostarse a las siete de la noche, de lidiar con plagas, de sufrir de la cintura en esos catres tan pequeños y de levantarse a las 2 de la mañana, a madrugar en las faldas del Copeicillo, a buscar el agua para tomar y hacer el café, para prepararle la sopa a tantas personas, para lavarse la cara y cepillarse. Donata se crio, al lado de sus hermanos con la pobreza de almohada y la miseria a cuestas y no solo iba de madrugada a buscar el agua, sino que, como a las ocho de la mañana, se iba, con otra hermana, hasta Juangriego, a vender cinco arepas por un medio y regresar, con aquel sol tan caliente, a casa, con sal, un kilo de café y dos kilos de pescao salao. Donata también vendía arepas en el pueblo y se asomaba a las puertas de Lino Sánchez, a ver a su comadre Ricarda María, dando clases a varias muchachas de la calle hasta que se decidió a aprender las letras; era un mundo que debía descubrir, era algo misterioso, ver aquellas figuras que hablaban o decían algo y así fue como empezó a leer y escribir, en la calle porque en su casa, nadie lo sabía….al tiempo su tio Gerónimo, el de Juan Dámaso, se la llevó a Jusepín, pueblo petrolero del Estado Monagas, donde vivía con Juana, más que para sacarla del pueblo, para que los ayudara a criar a los hijos que ya caminaba en esas calles de Dios. Era el año 1.941 y Donata se mareó en la lancha donde se fue y pasó su primera pena, fuera de casa, en presencia de tanta gente, vomitando en una bolsa y con el estómago revuelto durante las 9 horas que duraba la travesía. Aquellas aguas se movían mucho y ella tenía que arrinconarse pegada de un pasillo hasta que, el vaivén se calmó cuando llegaron a las proximidades de la Bahía de Pozuelos; entre Gerónimo y otra persona, la ayudaron a desembarcar y a estirar las piernas porque los esperaba la travesía hasta Jusepín,

Donata empezó sus tareas en el campo petrolero y allí empezó su cruzada por la vida, acompañando a Juana al mercadito, al Comisariato, a las bodegas y lavando ropas de la familia, toda tranquilidad como su esencia y añorando su pueblo en aquel valle…un día, Agustín, el hermano de Juana, los visitó y su estampa broncínea, mezcla de lo inglés con lo margariteño, mulato al fin, se prendó del azabache de los ojos de la tacariguera…sus visitas eran más frecuentes, trabajaba, se ponía sus mejores galas y a visitar a Juana, para ver a Donata. Se reunían en la parte delantera de la casa de la compañía a contar historias, a opinar sobre diversos temas, a hablar de la vida, sobre todo Agustín que buscaba impresionarla, contando sus hazañas con los musiues, hablando en inglés y empleando un léxico de palabras rebuscadas…enamorao al fin

Agustín trabajaba con una contratista y su labor inicial fue la de construir formaletas, especie de cuadrados o rectángulos de cemento que servían de soporte a pisos, columnas o rejas en espacios confinados; un día, un musiú lo observó y a su lado, dijo unas palabras, que Agustín, inmediatamente respondió con ese inglés que no se le había olvidado todavía….eso bastó y sobró para llevarlo a las oficinas

Entre tanto Donata un mes de enero de 1942, se casó con Agustín, el hijo de Cleto y Clara mediante un poder que le envió al Maestro Cándido Sánchez, en la Tacarigua de esos tiempos…

En julio de 1942, o sea, siete meses luego de haberse casado, Alberta Donata salió embarazada y el 9 de abril de 1.943, en El Conchal, nació Agustín Rafael, el primogénito de ambos, quien, con problemas de salud muy severos, falleció al año y 17 días, un 26 de abril de 1.944, a la 1:00 de la tarde. Lo que le dolió a Donata es que su otro hijo naciera tres meses y 11 días después, en el mismo cuarto donde aquel murió…. seguían sus sufrimientos abrazados al hijo menor

Donata murió un 5 de mayo, a las 6:00 de la mañana, sin llegar a 46 años, un día miércoles, con un cáncer que le arropó la boca y que no pudieron curarlo en el Hospital Vargas a pesar de los cuidados de ese entonces; Donata chupaba tabaco, se sacó una muela en el Dispensario del pueblo y a las dos horas, se volvió a meter el tabaco en la boca….allí empezó la enfermedad y sus sufrimientos

Donata murió de nostalgia recordando al primer hijo, por no haber visto a su segundo hijo graduado, ni conocer sus nietos, ni disfrutar de la vida del correr de sus herederos, Donata murió de amor, llena de circunstancias, con el recuerdo de El Tejero, Jusepín, Anaco y Cantaura atropellada de esperanzas, rodeada de hermanas y sobrinos, olorosa a eternidad y con esos ojos negros azabache….ayyyy Donata, que te fuiste temprano y que tanta falta nos haces en estos tiempos,…..MAMA

Texto y Recopilación: Domingo Carrasquero / Diseño: Claudia Marín Ordaz

FUENTES: Los tropiezos de la vida y el recuerdo de la madre ausente

Únete a nuestro canal en Telegram.

¿Eres talento venezolano y deseas que publiquemos tus notas y sonemos tu música? Envíanos el material a otilcaradio@gmail.com

Compartir