El 13 de octubre de 1822, en el fragor de las campañas libertadoras en Ecuador, el genio político y militar de Simón Bolívar se transformó en pura expresión lírica. No en un campo de batalla, sino en la inmensidad de las alturas andinas, el Libertador escribió la prosa poética que pasaría a la historia como «Mi Delirio sobre el Chimborazo« . Más que un simple escrito, es considerado un documento fundamental que revela la profunda espiritualidad, la ambición épica y la visión mesiánica de Bolívar sobre su misión en la recién nacida América.
La Escena: Un Encuentro con la Eternidad
El texto narra la supuesta ascensión de Bolívar a la cima del volcán Chimborazo, en Ecuador, una montaña que en aquel entonces se creía que era el punto más alto de la Tierra. La ambientación es crucial: la soledad, el aire enrarecido y la cercanía con el cosmos preparan el escenario para una revelación.
En el clímax de su ascenso, agotado y al borde del desmayo, Bolívar experimenta un estado visionario o «delirio». Es en este momento de éxtasis que se encuentra con la figura de «el Tiempo» —o Años—, una entidad alegórica que encarna la eternidad y la historia universal.
La Profundidad Lírica: La Batalla entre el Héroe y el Tiempo
El núcleo del texto radica en el diálogo filosófico y poético entre Bolívar y el Tiempo.
- La Revelación: El Tiempo, con su voz atronadora, interpela al Libertador, recordándole su mortalidad y la pequeñez de sus hazañas frente a la inmensidad del universo y los siglos: «¿Quieres saber los anales de mi edad, de la vida anterior del universo, y del arcano terrible del nacimiento de la nada? Yo te descorreré el velo que cubre sus misterios. Aprendiste a leer en las obras de Dios, ¿qué has visto? Sólo pases fugaces, y la agonía.»
- La Respuesta Épica: Ante la abrumadora verdad de la eternidad, Bolívar no retrocede. Él no se jacta de sus victorias militares, sino de su misión continental. Se presenta a sí mismo no como un hombre que busca la gloria personal, sino como un instrumento del destino, impulsado por una «divina providencia» para romper las cadenas de América.
- El Compromiso Mesiánico: La conclusión de su delirio es un compromiso irrevocable con su ideal: la libertad de un continente. La experiencia no lo disminuye, sino que lo reafirma en su papel de hombre predestinado. Al descender del Chimborazo, Bolívar regresa a la realidad con una visión clara e inquebrantable de su deber, habiendo sido testigo de verdades históricas y cósmicas.
Relevancia e Impacto Histórico
«Mi Delirio sobre el Chimborazo» es mucho más que una anécdota literaria. Es una pieza clave para entender el pensamiento bolivariano y su mística personal:
- Legado Poético: Es considerado uno de los mayores ejemplos de la prosa romántica y neoclásica hispanoamericana, fusionando la ambición narrativa con la profunda reflexión filosófica.
- Conciencia de Trascendencia: El texto demuestra que Bolívar tenía una profunda conciencia de la trascendencia de su misión. Veía su lucha por la Independencia no solo como una guerra política, sino como un evento de proporciones históricas y casi divinas.
- Símbolo Geográfico: El Chimborazo, por ser la montaña más cercana al Sol (medida desde el centro de la Tierra), se convierte en el símbolo perfecto de la altura y la magnitud de la empresa libertadora que Bolívar había asumido.
En resumen, el «Delirio» no es solo un hermoso fragmento lírico, sino un autorretrato íntimo y revelador donde el Libertador confronta su humanidad con la inmortalidad, resolviendo su conflicto personal al reafirmar su misión como el arquitecto de un nuevo mundo.
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