José Ramón Villarroel: El viento que se hizo Huracán del Caribe

Huracán del Caribe, está conformada por seis partes. En la I y II, imagino, cómo fue el día en Arimacoa, cuando llegó el viento que se hizo huracán. En otra parte (III y IV) me imagino escuchar al Huracán del Caribe, dando alguna semblanza de su vida. En la parte V, con dos décimas ya publicadas y una décima mía publicada ahora, me permito ahondar en la descripción del gran José Ramón Villarroel. La Parte VI es una reflexión final.
I
Esa mañana, Fabiana Sebastiana Villarroel, sintió un fuerte movimiento en su vientre y entendió que era un aviso. Esa mañana del 31 de mayo de 1937; el Valle de Arimacoa estuvo de madrugada muy tranquilo pero repentinamente sus pobladores percibieron un ligero viento que fue haciéndose una Virazón. El viento fuerte, venía del mar hacia el valle. En la playa, las olas comenzaron a agitarse y algunos pescadores que se preparaban para salir, decidieron esperar para ver cómo iba comportándose este viento, que ese día, se sentía como viento que presagiaba un hecho importante para el pueblo de Arimacoa.
II
En la casita de Fabiana, la familia se preparaba para recibir al nuevo ser que ya Fabiana Sebastiana conocía por los movimientos que sintió durante su embarazo en su vientre. Esos primeros movimientos que ahora recordaba, no eran las tradicionales patadas que suelen sentirse en un embarazo. Fabiana, no sabía identificar la sensación, pero era una reacción del ser que crecía dentro de ella.
Ese 31 de Mayo, los dolores eran cada vez más fuertes y Fabiana se propuso para calmarlo, imaginarse el canto de las chulingas. En los momentos en que ella sentía está sensación que la inquietaba, Fabiana solía detenerse en el patio de su casa, cerca de la cocina para oír los cantos de las Chulingas. Cada vez que sentía esa sensación y se apartaba a oír estos cantos, al momento venía la calma en su vientre, como si los cantos de las Chulingas relajara a la criatura que llevaba.
Esa mañana y con los dolores que se hacían intensos, se imaginó Fabiana a las Chulingas cantar y el dolor pasó. Inmediatamente le sobrevino otro y al momento oyó el llanto, que no lo percibió como el tradicional llanto. Ella por un momento pensó que la criatura intentaba otra cosa, pero se quedó tranquila al sentirlo con una respiración fuerte.
III
Cómo me fui transformando de viento a Huracán del caribe (Una conversación imaginaria con el Huracán del Caribe)

Déjame decirle amigo Evaristo, que justo hoy estuviera cumpliendo 86 años y este domingo que pasó, pude estar en El Cercado acompañando a mi compadre Beto en su galerón. Estuve ahí emocionado oyendo y de haber cantado, hubiese roto con mi voz y mi musa, muchos tinajones.
Me preguntas, ¿cómo me transformé en huracán? Estaba yo muy muchacho pero ya enamorado del canto del galerón. Me acuerdo amigo, que cruzaba la montaña que separa mi valle de Arimacoa de Paraguachi. Por horas, me sentaba a oír los cantos de galerón. Bajaba de la montaña más enamorado del galerón y en el camino venía cantando.https://m.aporrea.org/cultura/a250823.html
En unas de esas noches mi amigo, vi cantando a Dimas Hernández, que se conocía como el Sordo. Con él, estaban: Santos Rodríguez, Cruz Hernández y José Rodríguez. Allí, me dieron un huequito y con mi voz, abrí un hueco porque esta virazón que ya era y sintiéndome enamorado del galerón, se fue convirtió en un huracán. Fue amigo, la primera vez que canté.
Esa noche me sentí un huracán y ese viento recio se echó andar. De allí amigo, me metí a la grande y aparecí un día en el gran galerón de El Salao, que fue donde me estrené con Orlando Albornoz y Chelias Villarroel. Fue mi amigo, un estreno con unos cuartos bates del galerón. Era yo un muchacho. El muchacho de la noche me decían.
IV
Junio de 1969 fue una fecha para mi muy importante. Ese viento que comenzó a verse en el Valle de Arimacoa como un suave viento, después de acumular fuerza, se fue convirtiéndose en un fuerte huracán cultural. No era solo el canto que me fue haciendo un huracán y haciéndome un penca fuerte y profunda de Margarita. También una dedicación al estudio.
En junio de ese año, está virazón amigo, logró hacerse totalmente huracán del caribe, que ya lo venía haciendo. En ese año amigo Evaristo, este José Ramón Villarroel gana el primer festival del galerón oriental. Todo un trabajo se concretó en este festival. Valió la pena amigo subir de noche la montaña para oír cantos de galerón. Ese subir y bajar la montaña, fue una de mis escuelas.
Desde muy temprana edad ya era un huracán,
pero por la manera rápida en la que ya venía improvisando me colocaron el nombre de “El Huracán del Caribe”. Recuerdo, que Luis Alfonzo Cornieles en una noche del 27 de junio del año 1972, viendo que sacaba provecho de mi rapidez en el improvisar, decidió llamarme así. Mi rapidez en el canto, la fuerza que le colocaba al canto, la profundidad y conocimiento que mostraba me transformaron en huracán del caribe. Este cambio de Virazón a huracán, también fue producto de un largo estudio. Me dediqué a estudiar amigo. Todo esto me transformó de Virazón a Huracán.
Creando e improvisando me hice el Huracán del Caribe. Allá lo fui y aquí lo soy. No daba ni doy tregua en el arte de la espinela y en el canto del galerón.
Mi compadre Beto, pude dar fe de esto que le cuento. Estando los dos en Cuba en una jornada de canto; el público tenía la opción de entregarle un verso a los cantores para terminar su canto. Mientras los cantores se apartaba para pensar en la décima; este huracán tomaba el papelito y soltaba su canto con todos los elementos que tiene una décima perfecta. Un Huracán amigo.
Si hablas con mi compadre Beto, pregúntale sobre ese hecho. Estaba junto a él, cuando llegó un gran poeta cubano, cuyo nombre no me viene a la memoria y me dijo: usted es un vergatario. Beto oyó lo que dijo el poeta. No dijo vergatario porque está es una expresión muy nuestra, pero eso fue lo que me dijo, expresándolo ahora con palabras nuestras.
Poeta y su producción discográfica?
Según el maestro Beto, grabé como cinco LP y muchos 45. Piensa Beto, que hay como setenta temas con la voz y la fuerza de este Huracán del Caribe. Entre estás producciones, se cuenta el Tinajón de la abuela y María Antonia. Muchas de mis canciones describen a mi Margarita. Son letras de nuestra historia como pueblo.
Anduve caminos. Me inicié laboralmente en mi pueblo y en el alambique El Tanque. De ese alambique me fui al de Altagracia de José Elías Alfonzo (ron Chelia). Estuve en Anaco, San Félix. Anduve mundo pero la décima espinela y el galerón fue mi destino. Allí amigo dejé la vida.
Al la décima y al galerón estuve dedicado hasta que la Virgen me requirió para que el Huracán del Caribe cantará en el cielo aún sigo siendo el Huracán del Caribe.
V

Un homenaje, que se le rindió en la UDO Nueva Esparta en 1993, se le cantó está décima (*)

Villarroel en general
Es un conocedor del canto
Y un hombre que ha dado tanto
Al folklore nacional
Con el mejor ideal
Fue dejando su mensaje
Y está noche lo traje
Al Huracán del Caribe
Mi canto cuando recibe
Un merecido homenaje.

Nota: No aparece en el libro el autor de esta décima, pero debe ser de Ángel Marino Velásquez.

En “pequeño” libro que publicó IACENE (2003)** se Lee está décima de José Ramón, que tiene plena vigencia:

Simón si estuviera vivo
Con tu ser superdotado
Ya tú hubieras rescatado
El territorio esequibo
Y otro ejemplo describo
Ante todas las naciones
A esa cuerda de ladrones
Que te dejan sin un cobre
Y abusan con el que pobre
Apoyado en sus millones

Veo a José Ramón entre nosotros. Lo imagino ahora con el maestro Beto Valderrana en este gran esfuerzo de sembrar la décima y los cantos tradicionales. Pensando en que anda en su trabajo, termino con esta décima:

Eres viento remolino
Que la espinela tomó
Y con su canto tronó
Como gran viento marino
De oriente, el Florentino
De la isla el corazón
De Arimacoa pasión
De la espinela una escuela
Y de toda Venezuela
El alma del galerón

VI) Una final reflexión
Intenté colocar canciones en la voz del Huracán del Caribe y se me ocurrió irme a internet y después de un duro esfuerzo, sólo tuve acceso a dos canciones. Se que unos de los hijos del maestro Beto Valderrama (Carlos) tiene casi toda la música Margariteña bien guardada y seguramente los hijos de José Ramón también, pero José Ramón Villarroel es un gran valor cultural nuestro. El Huracán del Caribe es un pedazo de Margarita y debería haber una parte donde uno pueda conocerlo mejor. Vale la pena apartarle un rincón en este suelo e ir reuniendo su obra. Vale la pena, hacer este esfuerzo por otros tantos creadores nuestros que sumaron a nuestra identidad.

Referencias Bibliográficas:
IRADY, Benito José Ramón Villarroel, El Huracán del Caribe, MARINO Velásquez Ángel: La Huella del Huracán VILLARROEL, José Ramón (2003) Décimas.

Por: Evaristo Marcano Marín

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