Caminaba esa mañana sin una orientación definida. No tenía la pretensión de llegar a un lugar previamente establecido en el monte. Simplemente andaba viendo cosas y de repente me veo dentro (metido) en un gran túnel con arbustos de tomillo. Tuve que inclinarme para poder pasarlo. Adentro (metido) del túnel; el olor de las hojas de tomillo era penetrante y refrescante.
Como han podido ver, he utilizado la palabra «dentro» y «adentro» para describir que tuve la suerte de meterme entre plantas de tobillos. Ambas formas son válidas.
Texto: Evaristo Marcano Marín
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