La alcancía de las palabras y sus coroticos: Escribir con mayúsculas

Puede parecer un asunto muy superficial o formal, pero escribir con letras mayúsculas tiene su lógica y tiene sus normas. Escribir es como vestirse. Uno cuando está en su casa puede estar vestido muy relajado o «desaliñado», pero cuando salimos a la calle nos vemos en el espejo y tratamos de salir lo mejor posible. Ese verse bien, va en el vestir y en el ánimo.

Al escribir debemos hacer el esfuerzo de hacerlo bien o lo mejor posible. A veces cometemos errores y uno de los más comunes y «normales» es el uso de las letras mayúsculas. Si escribo Juan, por ser este un nombre propio, debo escribirlo siempre con mayúscula. Si este Juan es un egresado de una universidad con un título, puedo decir y escribir, en forma correcta, el licenciado o ingeniero Juan.

Con minúsculas

Si se me ocurre hablar del papa Juan XXIII, puedo decir que el papa Juan XXIII tuvo por nombre secular Ángelo Giuseppe Roncalli. La palabra «papa» aunque precise de una autoridad (primera) de la iglesia católica debe ir en minúscula porque todo lo que se antepone a un nombre propio, aun siendo una autoridad religiosa, política o académica debe ir con minúscula. Esto cambia si el tratamiento no está seguido del nombre propio de la persona (autoridad). En este caso, como no se menciona el nombre propio de la autoridad (papa), se acepta «Su Santidad» será recibida en el palacio (..). «Si se acompaña del nombre propio, es obligada la minúscula: Esperamos la visita de su santidad, Robert Francis.

La RAE dice que esto cambia a obligatorio si nos decidimos por las abreviaturas: «La escritura con mayúscula inicial solo es obligatoria en las abreviaturas de los tratamientos, que han quedado fosilizadas en esa forma: D.ª, Dra., Fr., Lic., Ilmo., Sr., Sto., Ud., etc».

Texto: Evaristo Marcano Marín

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