Actualmente, el Diccionario de lengua española (DLE) nos dice que la palabra idiota, se concibe como una persona tonta o corta de entendimiento. DLE nos precisa también, que es una persona que padece de idiocia: «Trastorno caracterizado por una deficiencia muy profunda de las facultades mentales, congénita o adquirida en las primeras edades de la vida».
Sin embargo, no fue este el sentido que tuvo está palabra en su primer momento. Su origen viene la antigua Grecia y allí; el idiota simplemente era una persona que vivía apartada de la vida política o de los asuntos de la ciudad. Es de suponer entonces, que los idiotas en Grecia eran una gran mayoría, porque siendo Grecia una buena cuna de la democracia, tuvo su respectiva «cerca eléctrica». En Grecia fueron sujetos políticos solo los hijos de padres ateniense y que residían en Atenas.
Era una exclusión que no tenía un sentido negativo. Así se decía. Cuando el terminó fue asumido por el latín, la palabra idiota comenzó a sentir un primer cambio que la llevaría a convertirse en una palabra negativa. A partir de ese momento; «idiota» empezó a cargar su cruz.
Un primer cambio, le dio el sentido de persona sin formación (ignorante). Idiota hoy, describe a una persona tonta con poca inteligencia y falta de sentido común.
Texto: Evaristo Marcano Marín
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