Muy temprano en la mañana, tal y como lo había previamente pensado, salí para estar en la vieja casa de mis abuelos. Al llegar, pronto me vi en medio de la pequeña sala de está casita, donde pasé parte de mi infancia.
Fui observando sus viejas paredes y repentinamente, me encontré todo emocionado, viendo la pared donde mis abuelos, iban colgando sus amores de familia. Esta pared era una especie de santuario del amor y de los recuerdos de familia cargados con retratos.
En esa pared estaban todas mis lindas tías. En un retrato muy grande, estaba una de ellas. Era la más bella de todas y para ese momento, ella debía tener unos 20 años. Me gustaba observarla porque la sentía como María Félix.
Ahora la casa de mis abuelos son paredes con recuerdos. Viendo la pared de los retratos, recordé que un par de meses atrás, pude ver a esta tía en una foto de ahora. El tiempo ha pasado, pero aún mi tía mantiene interiormente la belleza de la flor siempreviva. su ternura de piel no es la misma, pero su belleza es inmarcesible. Ni los dolores que va dejando la vida, con la vejez ha podido restarle belleza.
Texto: Evaristo Marcano Marín
Únete a nuestro canal en Telegram.
¿Eres talento venezolano y deseas que publiquemos tus notas y sonemos tu música? Envíanos el material a otilcaradio@gmail.com
Contribuye con la promoción y difusión de la
producción artística venezolana, realiza tu aporte