La noche de ese viernes, Leonel, mejor conocido como Nenito, había acordado con Richard amanecer para disfrutar en el rancho en Cerro Hondo; el encanto y la cobija de la neblina que todas las noches y los amaneceres cubre la montaña.
Está decisión no fue improvisada, ya habían decidido llevarse una cosa espirituosa que viene en botella y que le permitiría vivir más plenamente ese momento de verse en la montaña cubierto de una neblina. Las luces encendidas en el rancho, permitían ver la majestuosidad de esa cobija en la noche.
Sus cuerpos ya de madrugada, parecían como una capilla porque era mucha la espiritualidad que le habían metido.
A las 5:00 de la mañana; el rocío y la neblina lo vivieron como un sueño. Richard dijo desde el Rancho: sabrosa está neblina compay. Leonel tomó la botella y mientras le servía una ración de espiritualidad a Richard, dijo: nos faltó traernos el teléfono para hacer un vídeo y poder tener este momento con la nublina como un hecho que se disfruta acá y es hermoso.
Compay, es neblina y no nublina.
Mira hermano, tú tienes razón y yo también. Es válido y correcto decir neblina y nublina.
Texto: Evaristo Marcano Marín
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