La obra de Carlos Cruz Diez es un privilegio cotidiano

El venezolano Carlos Cruz Diez, considerado un icono del arte cinético mundial, arriba este viernes 17 de agosto a sus 95 años de edad.

El artista, nacido en Caracas en 1923, oriundo de la parroquia La Pastora, es autor de obras multicolores desplegadas en los más importantes museos y colecciones del mundo.

Pero no solamente los espacios tradicionales -y elitescos- del arte son hogar para sus piezas. En diversos rincones de Venezuela, y especialmente en su ciudad natal, se despliega y florece su trabajo. De hecho, la obra de Cruz Diez genera una conexión particular entre el ciudadano y su urbe que se encarna en el trabajo plástico de este creador. Ver una pieza de este artista es ver a Caracas.

Y es que Cruz Diez, a pesar de ser considerado un grande de los grandes, no le ha negado su obra a las audiencias masivas;  antes bien, ha sido generoso legando a su país y a su ciudad su huella artística que está al alcance de cualquier espectador, tanto en espacios abiertos como en museos. Ver y disfrutar de un Cruz Diez en Venezuela es un privilegio, pero al mismo tiempo un hecho cotidiano.

Tanto los que salen como los que entran a esta parte de la geografía suramericana se encuentran con un colorido que recibe y despide a los viajeros, porque el Aeropuerto Internacional de Maiquetía Simón Bolívar, en el estado Vargas, está arropado por el sello de Cruz Diez con la obra Cromointerferencia de color aditivo.

Otra de sus obras a viva luz es la Fisicromía, que está ubicada estratégicamente al alcance y vista de los peatones, quienes a todas horas y en distintas direcciones se pasean por una de las zonas centrales y con más afluencia de Caracas: Plaza Venezuela. En esa misma zona se pueda apreciar la Cromoestructuraen la Torre La Previsora.

AVN

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