Esta escena que nos narra San Mateo, ocurre en el lago, en medio de una amenazante tempestad. Jesús duerme en la barca, mientras el terror se apodera de los discípulos. Cristo calma la tempestad del mar, y lo que es más, calma la agitación del ánimo de sus discípulos trémulos y cobardes.
Escuche aquí la reflexión de Monseñor Fernando Castro, Arzobispo de la Diócesis de Margarita:
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