Antiguamente, al llegar la noche y la oscuridad cubría todo el pueblo, lo único que daba lumbre era el fogón a leña.
Luego apareció la lámpara de aceite de coco, la cual consistía en un objeto hecho de barro cocido en la población de El Cercado. A esta lámpara se le vaciaba aceite de coco y por un lado se colocaba una mecha de algodón. Estás eran usadas para alumbrar en las casas, al igual que los altares de santos o velorios de muertos, en los cuales se usaba un vaso de vidrio al cual se le vaciaba agua hasta la mitad y la otra aceite de coco. Luego se colocaba una cruzcesita hecha de carrizo y se le colocaba en cada punta, un pedacito de corcho y así evitar que se hundiera. En el centro de la misma se colocaba una mota de algodón en forma de mecha, se le prendía y está alumbraba por horas y a medida que se iba consumiendo el aceite, se le agregaba más.
Esta lámpara se usó por muchos años, dada la abundancia de cocos que eran rayados para luego extraerle el aceite.
El comercio de aceite de coco fue abundante que se vendía en pequeños taparitos alargados en varios pueblos de la Isla de Margarita.
Aún hoy en día, se sigue usando el aceite de coco para alumbrar en los altares de difuntos, para abrillantar el pelo, remedios naturales y mucho más.
Texto: Gabriel Alfonzo Lista
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