Luis Cuevas, joven de 20 años ganador de la última edición de la Siembra del Cuatro, no logra negar su emoción. Desde las catacumbas de la ingeniería musical, que no es sino desde el mágico estudio del maestro Javier Marín, está cocinando a fuego lento lo que será su primer disco, realmente un EP con cinco temas de los que habla con una pasión que deslumbra frente a su corta edad.
Momentos viene con un repertorio que arranca homenajeando a su primera influencia musical: su bisabuelo Juan José Ruiz, por quien se enamoró del cuatro a los nueve años de edad. A él le dedica Juan saca a bailar a Clara, un golpe tuyero de su autoría que rememora las correrías de bailadores de sus precursores. Ese tema, nos adelanta Luis, va a ser grabado más adelante con letra y voz del maestro Mario Díaz, el poeta de Requena.
Le sigue Fantasía tuyera, otra creación propia con una melodía algo más sofisticada y matices más bien academicistas, propios de su etapa estudiantil. Cuevas opta actualmente por la Licenciatura de Cuatro Solista bajo la tutela del profesor Orlando Cardozo en la Universidad Nacional Experimental de Artes (Unearte).
Er petejota, una genialidad del desaparecido Aquiles Báez, es la tercera toma del EP, donde Cuevas se divierte recreando la primera vez en que participó en la Siembra del Cuatro en el año 2019, un joropo oriental que le permite trasladar sonoridades de la mandolina y de la bandola oriental al cuatro solista.
Continúa con Los amores de Roquito, el bellísimo vals del zuliano Ulises Acosta con el que Cuevas conquistó el éxito de la Siembra del Cuatro este año y que para él constituye un talismán que le ha abierto muchas puertas, permitiéndole dar a conocer su talento, su profundo amor por nuestra música y el hechizo absoluto que lo mantiene cautivo del instrumento nacional: el cuatro, con el que desde ya es un maestro.
Por último, el disco incluye un entreverao, que no es sino un popurrí de golpes llaneros que, según su explicación, sirve para la improvisación.
El músico, arreglista y compositor Javier Marín está a cargo de la producción musical del disco desde su estudio Audiófilo. Allí estuvo como ingeniero de sonido Juan Guillermo Briceño Maclellan, y en los acompañamientos musicales se destacaron el mismo Marín; Wilmer Montilla en las maracas; Alirio Barrera en bajo y maracas de algunos de los temas, y en la maraca oriental y tambora, Alfredo Gutiérrez.
Esta previsible joya aún no sale al mercado, pero es inminente su aparición, un disco que expresa la potencia de los talentos emergentes de la música venezolana, lejos de la creencia de que la actual es una generación de chamos abducidos por tik tok.
Con información de: Marlon Zambrano / Últimas Noticias
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